miércoles, 9 de julio de 2014

Anhela una verdadera amistad


La amistad es el regalo más hermoso que Dios nos puede dar.
La amistad es la palanca que tú yo tenemos para progresar.
En un mundo como este, que se cae a pedazos y que nos confunde diciéndonos que lo bueno es aburrido y lo malo es magnífico, créeme, encontrar un verdadero amigo 
es una proeza de esas de las que ya no hay.
Tener un amigo es el brazo que se necesita cuando se tropieza con los pies 
y es el aliento para decir ¡Vamos, inténtalo otra vez!
Dichosa soy de tener amigos de verdad que en momentos de tormento, duda, tristeza... me dicen: ¡oye! sonríe una vez más
En especial tengo uno que me invita a sonreírle a la vida 
y que me decida a ser feliz porque todo depende de mí.
Dios me da la vida, el aire y mil bendiciones, y entre todas ellas 
está la hermosa amistad, que me ha enviado para ser mucho más feliz.
Dios, encontrar un verdadero amigo es a veces muy difícil, doloroso, 
pero cuando hallas tan gran regalo, te dices a ti mismo, 
que sí existen los amigos de verdad.
Y ahora tú, que dices tener un amigo, no olvides cuidar tu amistad 
y sobre todo, darle una segunda oportunidad. 
Recuerda que un amigo se puede equivocar, pero tú, como verdadero amigo, 
haz lo que sea para que tu amigo vuelva a soñar de verdad.
La amistad no es decir somos amigos y nada más.
La amistad es estar pendiente de ese amigo a quien dices amar, 
es más que cualquier superficialidad y aún más que un saludo en el día de la amistad.
Sé que quizás es mucho pedir, pero pelea vehementemente porque tu amistad sea feliz, 
y si algún amigo te da la espalda, no se la des tú también, 
pero no te humilles al extremo de perder tu amor y fe.

Recuerde que la amistad es libre y es su deber ejercer su libertad, así como tú lo eres de ejercerla también.

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