miércoles, 14 de mayo de 2014

Vive el gozo del Señor

El gozo del Señor es vuestra fortaleza. Nehemías 8:10
Hay cristianos que viven en una montaña rusa, un día se sienten por las nubes y otras por el suelo, no han aprendido a gozarse en Dios. No es que debamos ser insensibles ante el dolor, por el contrario, tenemos que ser sensibles para llorar ante las cosas que nos hieren, porque esto ayuda a estar saludables. Pero esconder el dolor, no exteriorizarlo, es un veneno que, no sólo enferma el alma sino también el cuerpo.
Nadie aspira a vivir en medio de esa frialdad llamada indiferencia, pero algo es cierto: “Ese mal comienza y termina en nuestro corazón.” De acuerdo, es cierto que, no somos responsables de una sociedad alejada de los verdaderos valores morales, pero sí somos culpables de nuestra indiferencia, y de nuestro alejamiento de la verdadera razón de la vida. Es necesario recordar que...
 ...¡Todo lo tenemos prestado!
 Te regalaron unos ojos que ven:
tú debes aprender a mirar.
Te regalaron unos oídos que oyen:
debes aprender a escuchar.
Te regalaron una lengua, que pronuncia palabras:
debes aprender a dialogar.
Te regalaron unas manos que tocan:
debes aprender a acariciar.
Te regalaron unos pies que caminan:
debes aprender a elegir un rumbo y un destino.
Te regalaron la vida:
Tú debes aprender a vivir.
 Todo te lo regalaron por un tiempo: ¡Debes aprender a aprovecharlo,
y muy bien!

Necesitamos fortalecernos en Cristo. Sólo en la unión con Él es posible caminar sobre las aguas de la adversidad, con la alegría que proporciona saber que Jesucristo es la Roca por los siglos de los siglos y nuestra fortaleza inamovible. Tenemos la obligación de crecer como personas y como cristianos.
El rey David repetía constantemente: “Bendice, alma mía, al Señor.” Porque la determinación de alabar a Dios enciende, en nuestro interior, la llama del gozo de Dios. Nuestro Padre se goza cuando le alabamos y es tan bueno, que comparte su gozo con nosotros.
Si sientes que ya no tienes fuerzas,...alaba a Dios.
Si sientes que el mundo se termina,...alaba a Dios.
Si sientes que nadie te entiende,...alaba a Dios.
Alaba a Dios en todo tiempo. La alabanza abre las ventanas de los cielos, porque nuestro Dios habita en medio de las alabanzas de los suyos.
“Hágase tu voluntad, así también en la tierra, como en el cielo”, significa:
¡Alaben a Dios en la tierra, como se hace en el cielo!

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