miércoles, 30 de abril de 2014

No te conformes con menos…

Si hay algo que nos caracteriza como seres humanos, es tener miedo a la incertidumbre. Cuando no tenemos la certeza de algo, nos entra un miedo paralizante que hace que, nuestra cabeza dé vueltas y vueltas, tratando de encontrar un lugar en donde algo sea cierto. En la mayoría de los casos no ocurre, ya que la vida suele darnos muchas posibilidades pero pocas certezas de éxito. Ante lo expuesto, cada vez que aparece una buena oportunidad, la aprovechamos por miedo a que sea la última o que no se vuelva a repetir.

Ésto tiene algunos riesgos. Si me quedo en algún lugar porque es la mejor oportunidad que creo que voy a tener, no me arriesgo y al no arriesgarme, hay aprendizajes que me voy a perder. Ahora bien, si creo que, de verdad, esa oportunidad es la que siempre esperé y que me hará sentir y estar bien, no hay ningún problema. Lo realmente complejo es “quedarse”, aún sabiendo que eso no es lo que se espera o desea. 

Pensemos en el siguiente escenario ficticio: supongamos que quiero casarme y los años van pasando y pasando, y aún no he encontrado  al “hombre de mis sueños”. Pero un día alguien me declara su amor y yo, sin estar enamorada de él, acepto casarme porque creo que será mi última oportunidad. No le amo, no le admiro y no tiene NADA de lo que yo necesito para sentirme realizada como mujer, pero aún así, me caso. A pesar de estar ya casada, que era lo que quería, no soy feliz con esa persona, y me CONFORMO porque “al menos no estoy sola”. Sé que puede leerse como muy extremo el ejemplo, pero seguro que, aún así, no es muy alejado de la realidad y puede ocurrir algo parecido en muchas áreas de nuestra vida.

El conformismo es algo que nos aleja de nuevas posibilidades y no nos permite tomar riesgos. Si yo vivo la vida conformándome con “lo que me tocó” o con “lo que hay”, no podré alcanzar grandes metas ni atreverme a luchar por lo que realmente quiero. Debemos ser totalmente rígidos con nuestros sueños, pero flexibles con el camino para lograrlos. NUNCA te conformes porque pienses que es lo mejor que puedes conseguir; si tú en tu vida estás dispuesto a dar el todo, no te puedes conformar con el 80 o el 85%, porque no serás feliz… y porque no te mereces eso.

Si hay alguien en este mundo que no se conformó, ese fue Jesús. Él pudo haber cambiado su muerte por otra cosa, pero sabía que a través de ella, salvaba a toda la humanidad, se arriesgó y no se conformó con seguir viviendo para alcanzar a muchos. Él los quería a todos y dentro de esos, estamos tú y yo. Podría haberse conformado con quedarse en el mundo, para estar en contacto con quienes caminaban con Él, pero decidió morir porque sabía que eso era mucho más trascendente.

No te conformes con menos de lo que estás dispuesto a entregar. Ni en tu vida familiar, ni académica, ni  laboral, ni personal, ni de pareja, ni profesional, ni espiritual. EN NADA.

Si tú estás dispuesto a dar el todo de ti, ¡NO TE CONFORMES CON MENOS!

¡DATE EL VALOR QUE TIENES!

No hay comentarios:

Publicar un comentario