martes, 4 de marzo de 2014

Para cada error, una nueva oportunidad

En repetidas ocasiones nos preguntamos por qué nos pasan ciertas cosas, situaciones que se nos presentan una y otra vez cuando ya creíamos que no volverían a suceder, cosas o momentos desagradables y tristes por las que pasamos más de una vez.

La conocida frase de “tropezar con la misma piedra” se hace presente, ya que nadie está exento de cometer errores. Todos somos seres humanos imperfectos y con una enorme facilidad para meternos en problemas, pero cuando pasamos por lo mismo varias veces, es porque algo estamos haciendo mal que nos lleva a la misma situación.

Quizá te preguntes ¿por qué estoy viviendo lo mismo?, ¿por qué volvió a sucederme? O quizá has llegado a preguntarle a Dios, por qué permitió que volvieras a pasar por lo mismo de hace tiempo, eso que te dolió. Pero ten presente que todo lo que sucede es a consecuencia de algo; a veces pensamos que “Dios me castigó” o “eso me tocó vivir”, pero no nos damos cuenta que todo es resultado de cosas que nosotros mismos hicimos mal. De cualquier forma, y muy por encima de esa consecuencia, la ayuda de Dios nunca se hace esperar, porque es tanto su amor que no nos reprocha cometer el error de nuevo, sino que nos ayuda a darnos cuenta en qué estamos fallando y nos da las fuerzas para salir del problema.

Eso que nuevamente estás viviendo es la muestra de que hay algo que te ha faltado por aprender, simplemente eso. Cualquier error sirve para aprender, y cometerlo dos o más veces nos dice que no hemos aprendido todo como era; y volvemos al principio, pero todo con un mismo propósito, APRENDER.
Aun en las consecuencias de nuestros propios errores Dios nunca nos deja solos. Él más que nadie conoce nuestra imperfección y la facilidad que tenemos para equivocarnos, por eso, en su gran amor, nos da oportunidades y la posibilidad de corregir y aprender para poder superarnos a nosotros mismos, siempre con la seguridad de que permanecerá a nuestro lado hasta que aprendamos la lección.
Lejos de ver tus errores, saca de cada uno de ellos una oportunidad para aprender; no existen las personas perfectas, pero sí aquellas que buscan mejorar a cada oportunidad. Antes de lamentarte por haberte equivocado de nuevo, piensa que sigues teniendo la oportunidad de cambiar, de salir adelante y ser mejor persona.
Todos cometemos errores, y al mismo tiempo todos tenemos oportunidades para corregirlos, para aprender de ellos y superar lo que nos produjo haberlos cometido. Dios es el único perfecto, el que nunca se equivoca, pero también es amoroso; su amor por ti es más grande que tus errores. No importa cuántos errores hayan sido, cuántas veces hayas caído, que su ayuda y perdón son incondicionales y su amor por ti es eterno.

“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse , mas los impíos caerán en el mal”

(Proverbios 24:16) 


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