domingo, 9 de marzo de 2014

Padres Que No Guían, Hijos Que Se Extravían

 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. (Proverbios 22:6) 
Criar es orientar, educar, guiar, transmitir valores trascendentales por medio de la conducta; es acompañar activamente al niño hacia el camino de la maduración y la autonomía positiva.
¿Amas a todos tus hijos por igual?
Isaac manifestó favoritismo por su hijo mayor, Esaú, despreciando a Jacob, el menor. Como consecuencia, Jacob y Esaú estuvieron enemistados la mayor parte de sus vidas.
El mal ejemplo de papá Isaac se repitió cuando Jacob tuvo su propia familia. Ante una situación de mucho riesgo, mandó al frente beligerante a los menos amados y alejó lo más posible del peligro a los hijos más queridos. Cuando tratas mejor a uno o algunos de tus hijos, en descrédito de los otros, les estás predestinando a que tengan celos y divisiones entre ellos. Cada uno de tus hijos tiene diferentes capacidades, dones y talentos, y tu deber es guiarles para que lleguen a ser todo lo que Dios espera. Ama a todos tus hijos con igual intensidad.
¿Enseñas a tus hijos a elegir buenas amistades?
En la Biblia se relata que Amnón, el hijo mayor del rey David, escuchó el consejo de su “amigo” Jonadab y este desacierto le costó la vida, 2º Samuel 13. Enseña a cada uno de tus hijos a elegir buenos amigos. Lo lejos y alto que lleguen en la vida estará determinado por su círculo íntimo.
¿Bendices a tu familia?
La palabra “bendecir” significa “bien decir”. Bendecir es honrar. Esto incluye:
-Contacto significativo. Los patriarcas ponían sus manos sobre la cabeza de sus hijos y besaban su frente en señal de bendición.
-Charlas de ánimo y buenos augurios. Ellos daban a sus hijos palabras de afirmación y ánimo. Hablaban usando términos que manifestaban el alto valor que conferían a aquellos que bendecían. Los patriarcas proclamaban proféticamente el futuro de sus hijos.
-Compromiso activo. Las bendiciones de los patriarcas no terminaban con las palabras; hacían todo lo que se necesitaba para preparar a sus hijos, para que alcanzar la bendición y, luego, para vivir bajo esa bendición.
Podríamos imitar este modelo de crianza. Afirmemos los dones, talentos y atributos de nuestros hijos. Animémosles a que se superen cada día para alcanzar el maravilloso futuro que Dios tiene preparado para ellos.

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