sábado, 1 de marzo de 2014

¿De verdad hay esperanza para Mí? - Crecimiento personal-espiritual

“Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor” 1 Corintios 13:13 (NVI)
Un dicho popular dice: “La esperanza es lo último que se pierde”, sin embargo muchas personas lo primero que pierden es la esperanza. Hablar de esperanza es hablar del futuro, de lo que no podemos ver, es hablar de los sueños que nos gustaría ver realizados en nuestra vida.
En los tiempos que vivimos todos necesitamos que nos inyecten una dosis de esperanza. Sin ella la vida se nos hace cuesta arriba como también se nos puede ir cuesta abajo, sin ningún control. ¿Alguna vez se preguntó hay esperanza para mi? o ¿hay esperanza para mi matrimonio? ¿Cómo puedo obtener esperanza?
La respuesta es que sí hay esperanza para ti, la esperanza está dentro de ti y puedes obtenerla, en primer lugar, confiando en Dios y en cada una de sus promesas. Él es fiel y quiere lo mejor para tu vida. Tú no vives por casualidad, vives porque Él te creó con un propósito.
Muchas personas, al vivir sin propósito han perdido la esperanza y como consecuencia, pierden sus sueños. Al no tener un propósito claro y definido se engendra una falta de esperanza. Muy diferente es la problemática cuando conoces tu propósito, porque tienes un enfoque, disfrutas el presente y caminas hacia tu destino. Conocer tu propósito te da esperanza, produce fe y aumenta la confianza. Desconocerlo produce angustia, incertidumbre, falta de fe. ¿Sabes cuál es tu propósito?
Y lo otro que necesitas para obtener esperanza es cambiar de actitud. Puedes elegir con qué actitud quieres vivir, con una de quejas o con una actitud de acción de gracias. La actitud que tenemos en nuestra vida depende de cómo alimentamos nuestro espíritu y nuestra mente. Si constantemente estás escuchando o leyendo cosas negativas, lo más probable es que reacciones negativamente. En cambio, si lees o escuchas cosas positivas, tus reacciones serán positivas.
“La vida es un 10% de las cosas que me pasan y un 90% de cómo reacciono ante ellas” Chuck Swindoll
Una actitud positiva trae expectativas positivas y esto brinda esperanza. ¿Cuál es tu actitud ante la vida?
Ahora bien, no es solamente conocer el propósito y desarrollar una buena actitud, también es importante controlar las palabras que decimos. Hay poder en cada una de las palabras que nos decimos a nosotros mismos o a otros. De tu boca sólo pueden salir dos clases de palabras: de bendición y maldición, no hay término medio. Lo que nos decimos a nosotros mismos, a su debido tiempo se convierte en realidad, y es importante que puedas hablarte a ti mismo como un ganador, que te hables a ti como un vencedor o como Dios dice que eres. Las palabras que te digas crearán esperanza o desesperanza. ¿Qué palabras son las que más te dices?
“…En tu palabra he puesto mi esperanza.” Salmo 119:81b (NVI)
Por último, para obtener esperanza debes actuar con fe. Santiago nos recuerda que la fe sin obras es muerta. Si no actúas en tu vida nada va a suceder, tienes que moverte en dirección hacia lo que quieres lograr. Cada día debes avanzar, no te detengas en la búsqueda de la felicidad si crees debes actuar... 
...¿Qué pasos debo dar para salvar mi matrimonio? ¿Qué pasos necesito para alcanzar mis sueños?
La vida es un viaje donde todos los días estamos aprendiendo y cuando aprendo crezco, y cuando crezco disfruto la vida. Hoy es un buen día para desarrollar esperanza, para retomar esos sueños y cumplirlos. Debes tener en cuenta que tu pasado no determina tu futuro, que tus fracasos no determinan tu destino. No dejes que las circunstancias te detengan, y tampoco dejes que las excusas gobiernen tu vida.
Atrévete a cambiar, a dejar el pasado por un futuro mejor.

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