¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión y dejar ir libres a los quebrantados y que rompáis todo yugo? Isaías 58:6 (Reina-Valera 1960).
El ayuno va mas allá de la abstención de alimentos. A lo que nos quiere llevar es a que la carne mengue y crezca el espíritu; debe ser con un propósito claro, definido, ya sea buscar la dirección de Dios al tomar una decisión, hacer guerra espiritual, o alguna situación especifica que estemos viviendo.
¨Ellos me consultan todos los días y dicen que quieren obedecerme, como si fueran gente de bien que no se aparta de mis leyes. Ellos me piden leyes justas y quieren estar cerca de mí. Sin embargo, andan diciendo: “¿Para qué ayunar, si Dios no nos ve? ¿Para qué sacrificarnos, si a él no le importa?” En el día de ayuno ustedes hacen negocios y maltratan a sus trabajadores. Isaías 58:2-3 (Traducción en lenguaje actual).
Consultamos a Dios, decimos que le obedecemos, que le amamos y que estamos dispuestos a hacer lo que Él nos diga, pero con nuestros actos demostramos todo lo contrario y pensamos que no es necesario ayunar, que basta sólo con una oración, o creemos que Dios no nos escucha o que no le importa; pues resulta que todo lo que tiene que ver con tu vida le importa a Dios y aún más tu área espiritual.
¨Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:16-18
No debes ayunar para que los demás te vean y crean que eres súper-espiritual, sino que sea parte de tu intimidad con Dios; hay que ayunar porque tanto tú como todos, tenemos la necesidad real de alimentar nuestro espíritu, por lo que hagámoslo de corazón. Busca ansiosamente esa presencia de Dios, coloca toda tu atención en lo que te quiere decir, organiza bien tu agenda, para que esos días en los que ayunes puedas pasar un tiempo a solas con Dios, que tengas claro el motivo de tu ayuno y el organigrama que vas a tener ese día, y no lo hagas forzosamente, porque no funcionaría. Si ayunas y no buscas de la presencia de Dios, y además no lees su palabra, no estás haciendo nada.
También debes tener claro que los resultados, por lo general, a veces tardan, es cuestión de perseverar, aunque hay otras situaciones en las que Dios responde casi de inmediato; pues gloria a Él por eso. Esto va a depender de tu situación, de tu fe, de las áreas que Dios quiera tratar en tu vida; esta respuesta y este respaldo va a llegar si en realidad esa es la voluntad de Dios, porque eso es lo que tenemos que ver; que sea su voluntad. Y no debes hacerlo por emoción, ni únicamente para ver satisfechos tus deseos, ni que se haga lo que tú quieres, sino lo que Él quiera.
Jesús también ayunó (Mateo 4:1-11) y esto le dio fortaleza para no ceder a las tentaciones de Satanás. El ayuno también nos fortalece a nosotros, así que si estás luchando contra algo que a Dios no le agrada y te cuesta dejarlo, es hora de que empieces a ayunar.
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