miércoles, 11 de diciembre de 2013

Actitud Que Sabe Esperar - Crecimiento personal-espiritual

ACTITUD EXPECTANTE
La actitud, para todo el mundo, es uno de los ingredientes más importantes para determinar el éxito o el fracaso en cualquier empresa. La gente exitosa tiene una cosa en común: una actitud expectante hacia el éxito.
La mayoría de la gente comienza cada mañana con una actitud neutra y reacciona a los eventos del día. Podemos ser exitosos en la vida comenzando cada día con una actitud positiva, dando gracias por las oportunidades que tenemos y con una expectación positiva para nosotros.
Es decir, la gente tiende a vivir de acuerdo a sus expectativas. Extraemos de la vida lo que le introducimos y nuestro ambiente es reflejo de nuestro espíritu, de nuestra actitud y expectativas; si mantenemos una gran actitud, obtendremos grandes resultados, pero de tener una actitud mediocre, alcanzaremos resultados mediocres, y de tener una pobre actitud, lograremos pobres resultados.
El mundo nos devolverá lo que esperamos de él, por lo que, esperemos lo mejor. No estemos a la defensiva ni dudemos. Nada cambia a menos que nosotros lo hagamos y antes de que podamos hacer algo, tenemos que ser algo. Sepamos que somos valiosos; mostrémoselo al mundo.
Tratemos a todos con quienes entremos en contacto, como si fuesen las personas más importantes del momento. Esto edificará nuestra autoestima… ¡sonriamos! Seremos recompensados con una sonrisa de vuelta. No reaccionemos a la descortesía. Perdonemos a todos los que nos lastimen y perdonémonos a nosotros mismos.
Mantengámonos saludables, ejercitémonos, mantengamos una dieta apropiada. Irradiemos una actitud de confianza.
Desarrollemos estos buenos hábitos y nuestras expectativas serán recompensadas con éxitos. Esta actitud nos colocará en ese grupo de personas genuinamente exitosas, porque sabremos y comprenderemos cómo una actitud expectante mejora cada aspecto de nuestra vida.
Que Dios nos bendiga con una actitud así cada día de nuestra vida.
No cabe duda de que mucho de lo que vivimos es producto de nuestras propias elecciones… aunque siempre habrá quien le eche la culpa a las circunstancias o a los demás. Y nuestras elecciones siempre estarán basadas en nuestras actitudes ante la vida.
Cuando nuestra actitud ante la vida es pobre y derrotista, podemos darnos cuenta de que el futuro que nos aguarda no es nada halagüeño. Pero esa actitud negativa es en realidad consecuencia del rechazo hacia Dios y Su palabra. Palabra que nos promete varias cosas a los que nos acercamos a Él y ponemos en Él nuestra esperanza: que Sus misericordias son nuevas cada mañana, que Él siempre estará con nosotros hasta el fin, y que a los que le aman, todas las cosas habrán de resultar para bien.
Si bien ninguna de estas promesas implica la ausencia de crisis y dificultades, sí afirman que Dios ha preparado cosas maravillosas para cada día de nuestra vida… y que lo mejor de nuestras vidas siempre está por venir. Disfrutemos mientras llegan.
Aprovechemos para adorar al Salvador y permitirle que afirme Su palabra en nosotros.
Bendiciones.

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