viernes, 29 de noviembre de 2013

Esperar pacientemente con fe - Devocional

En el año 1949, David Ben-Gurion, Primer Ministro de Israel, asumió el reto de convertir a su nación en un país habitable y próspero. Pero el problema era que sus tierras eran estériles, contaba dentro de su territorio con muchas zonas desérticas. Solamente llovía dos o tres veces al año, y para colmo de males, no existía en las cercanías ninguna fuente de agua que se pudiera utilizar para riego.
Pero esto no detuvo al primer ministro. Por el contrario, mandó a llamar a los más ilustres científicos de su nación bajo una consigna; ¿Cómo hacer florecer en el desierto? Entre otros, Joseph Weitz se presentó para ser parte de esta gran misión, pero lamentablemente no fue elegido.
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Pasaron algunos días, y Ben-Gurion preguntó en qué había quedado el proyecto de florecer en el desierto, a lo cual le respondieron: “Señor, los científicos dicen que lo que usted quiere hacer, es imposible”. El primer ministro respondió, “Si ellos no pueden, traigan otros científicos que sí lo puedan hacer.” Entonces buscaron a los que antes habían sido rechazados, y así fue como Joseph Weitz fue el elegido para aquel gran proyecto. En 1965 le nombraron Ministro de Tierra y Forestación de su país, y fue parte crucial de la revolución agrícola más grande del mundo.
La historia de Joseph es verídica y tiene puntos similares a un relato de Jesús. Un grupo de hombres veía tristemente pasar las horas del día sin que alguien les contratara, pero el señor de la viña salió por las calles y entre tanta gente les preguntó “¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?” Ellos le dijeron: “Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo”. Mateo 20:6-7
Aquel puñado de hombres estaban realmente tristes por no haber sido contratados, pero aunque sólo faltaba una hora para completar la jornada laboral, ellos permanecieron en la plaza. No se fueron decepcionados a sus casas, esperaron con paciencia que alguien les contratara.
Esa fe que hizo que esperaran hasta el último momento sin desmayar, fue recompensada.
Quizás estás esperando para servir a Dios con tus talentos y esa oportunidad aún no ha llegado, pero no te desanimes ni te vayas resignado, sigue esperando atento pues el Señor de la viña está pasando frecuentemente buscando obreros para su mies.
Al igual que Joseph Weitz y los obreros de la última hora, en cualquier momento Dios ejecutará una obra en la cual podrás participar. Sólo espera pacientemente con fe. 

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