Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron en la
recepción un enorme letrero en el que estaba escrito:
"Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de Usted en esta
Empresa. Está invitado al velatorio, en el área de deportes".
La agitación en el área deportiva era tan grande, que fue necesario llamar a los de seguridad para organizar la fila en el velatorio.
Conforme las personas iban acercándose al ataúd, la excitación aumentaba:
¿Quién será el que estaba impidiendo mi progreso? ¡Qué bueno que el
infeliz murió!!
Uno a uno, los empleados, bastante agitados, se aproximaban al ataúd, miraban
al difunto y tragaban saliva. Se quedaban unos minutos en el más absoluto
silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo del
alma.
Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo, y cada uno se veía a si
mismo, con el siguiente letrero:
"Sólo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: ¡TÚ
MISMO!
Tú eres la única persona que puede hacer una revolución en tu
vida.
Tú eres la única persona que puede perjudicar tu vida, y tú eres la única
persona que se puede ayudar a sí mismo.
Tu vida no cambia cuando cambia tu jefe, cuando tus amigos cambian,
cuando tus padres cambian, o cuando tu pareja cambia.
TU VIDA CAMBIA, CUANDO TÚ CAMBIAS. ERES EL ÚNICO RESPONSABLE DE ELLA. "EXAMÍNATE... Y NO TE DEJES
VENCER"
El mundo es como un espejo que devuelve a cada persona el reflejo de
sus propios pensamientos.
La manera como tú encaras la vida es lo que hace la diferencia.
SÉ FELIZ, PIENSA Y ACTÚA.
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6.34
Fdo.: M.G.L.
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