“Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Lucas 6:27-28
La pastora de nuestra iglesia, reflexionando sobre este pasaje, se decidió a dar un paso de amor. Averiguó cuándo era el cumpleaños de la vecina y le preparó una tarta para festejarlo. Y cuando ésta llegó, instintivamente se puso a la defensiva, pensando que venía a reclamarle por lo que hacía con la basura. Sin embargo, grande fue su sorpresa cuando vio que sólo se trataba de un gesto de amor, a pesar de tantos desencuentros.
Lo increíble fue, que no mucho tiempo después aquella señora se convirtió y comenzó a congregarse con toda su familia, de manera que pasó a ser un pilar importante de la iglesia que tanto criticaba.
“Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.” Lucas 9:54-56
¿Cuántas veces hemos querido que descienda fuego y consuma a aquellas personas que nos agotan la paciencia? Incluso los discípulos, estando al lado de Jesús, tuvieron estos fuertes deseos, sin embargo fueron reprendidos duramente porque no respondían con el llamado que tenían como hijos de Dios: “No hemos sido llamados a perder almas, sino a salvarlas”Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Colosenses 3:13
Probablemente tengas conflictos con una o más personas. Puede que te hayan agotado la paciencia y ya no quieres ni verlos, y mucho menos cruzar palabra con ellos. Pero nuestro deber no es quejarnos o pedir que desaparezcan de la Tierra, sino guiarles a que puedan alcanzar la salvación a través de la fe en Jesús. ¿Acaso no estamos llamados a amar, bendecir y orar por nuestros enemigos?
¡Sé obediente y comienza a ver a Dios actuar!
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