miércoles, 4 de septiembre de 2013

Mi relación con Dios - Devocionales, Reflexión - Vídeo

Lo que más anhela Dios es que la humanidad sea salva, que tú y yo seamos salvos por su gracia y que le conozcamos. Él quiere que le adoremos por lo que es, y por lo que hemos vivido de su amor, que nuestra adoración sea de corazón, no palabras que haya dicho otra persona en su adoración, sino palabras que se nos vengan a la mente a través del Espíritu de Dios, palabras proveyentes de lo que hemos conocido del Amado a través de nuestra intimidad con Él.
Mi relacion con DiosEn una relación, ya sea familiar, de amigos, de hermanos o de novios, conocemos a la otra persona por momentos en los que hemos estado con él, o ella, conversando de cosas de nuestra vida, experiencias, inquietudes y sueños, y también por el tiempo que invertimos en conocerle; esto último es clave para conocer más a una persona. Y el tiempo que le dedicamos dependerá de la importancia que tenga para nosotros, del interés en conocerle y lo agradable que sea estar con esa persona. En una relación de pareja es donde más se hacen patentes todas estas cosas, porque nuestro interés en conocerle es grande y a medida que vamos conociéndole queremos conocerle más y más.
Cuando descubrimos a Cristo, encontramos a un ser que abarca mucho más que tener con Él una vulgar relación. Lo importante para que esa relación sea fructífera, es que busquemos momentos de intimidad con El amado, que realmente queramos conocerle, porque SÍ podemos, pero todo nace del querer y luego hacerlo. El tiempo que dedicamos a buscarle demuestra nuestro interés en conocerle. La Oración es lo primordial para mantener esta relación, Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra (Santiago 1:6 RV). Conversa con Él confiadamente, cuéntale todo lo que te pasa sin buscar palabras muy elaboradas ni repitiendo oraciones; hazlo creyendo que Él te puede oír:
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. (Marcos 11:24 RV).
Busca un lugar tranquilo, cuanto más apartado de interrupciones mejor, para que te mantengas concentrado en lo que hablas a Dios, Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo 6:6 RV).  

Estar en un lugar en el que no tengas interrupciones te permitirá concentrarte en lo que le quieres decir a Dios; aunque Él ya sabe lo que necesitas, quiere escuchar de ti esa necesidad probando tu fe en Él, y como dice este versículo, serás recompensado en público y darás más frutos. 
Todo se puede llegar a convertir en una cita con Dios, como cuando estableces un tiempo y lugar para juntarte con una persona. Así también lo debes hacer con Dios; dispón de un tiempo sólo para estar con Él, a solas, estableciendo un lazo de amor cada vez más profundo que te envuelva y te llene por completo cada vez que te reúnas con tu amado Salvador, Estos momentos valen realmente la pena. Tus citas con Dios te permitirán apropiarte de las bendiciones que Dios tiene prometida en su Palabra, pero todo depende de TI, de tu insistencia en buscar lo que quieres recibir de Dios, depende de tu persistencia en cuanto a pedir, buscar y llamar, Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Mateo 7:7-8 RV). Esto es realmente importante para que tu relación se mantenga viva y llegues a la estatura del varón perfecto, para que seas lleno del Espíritu Santo y cumplas el propósito de Dios para ti.
Como antes decíamos de la relación, el tiempo empleado es esencial, demuestra la importancia que tiene Dios para ti antes que otras cosas, y lo agradable de pasar este tiempo con nuestro Amado será una mayor motivación para dedicárselo de nuevo. David ansiaba conocer el rostro de Dios; a pesar de ser una persona conforme al corazón de Dios, y a pesar de todo lo que él era, sentía que aún no era suficiente; no estaba conforme, y dijo: Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová (Salmos 27:8 RV). Le decía a Dios que no ocultara su rostro, quería conocer ese rostro, quería que su relación con el Amado fuera inquebrantable, que los momentos de intimidad nunca acabaran, que la presencia de Dios la pudiera sentir a cada momento y no sólo en momentos especiales, quería que esa relación no fuera de citas solamente, quería tener una vida en que TODO el día estuviera junto a Dios disfrutando de esa intimidad, de esa oración ininterrumpida. 
A esto quiero llegar, a vivir con Dios.

Debes comprender que no es imposible, y que Dios está ansioso por disfrutar ese tiempo. Dios está esperando a que vueles a reunirte con Él, quiere que descubras su amor y que lo guardes en tu corazón, que contemples su rostro para que llegues a amarle con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.

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