Nunca podrás tener una relación muy estrecha con una persona a menos que tengas cosas en común con ella; la causa por la que muchos cristianos se debilitan, bajan la cabeza y olvidan que Dios está con ellos, es porque no tienen una relación intima con Él, viven esperanzados en lo que los demás les puedan decir, en un culto y en fuentes que se secan muy rápido. Las iglesias están llenas de gente que son cristianos de iglesia, ya que oran, leen la biblia y buscan de Dios cuando van a ella, pero durante la semana no cultivan una relación personal con Jesús.
De manera que cuando vienen las oposiciones y distintas tormentas, son sacudidos y hasta llevados por toda clase de ofrecimientos que se les presentan.
El respeto a Dios te lleva a tener cosas en común con Él, de manera que puedes entablar una relación íntima con el Creador, y es allí donde Él te hace conocer las profundidades de su pacto con la humanidad. Muchas personas han cambiado la intimidad con Dios por las cosas terrenales, por gente, por la televisión, internet, etc., y lo peor de todo es que saben que han abandonado lo que antes tanto anhelaban, la intimidad con Dios.
Y las frustraciones más grandes en la vida del ser humano empiezan a venir cuando descuida su intimidad con Dios. Esto es similar a una relación matrimonial, puesto que si uno de los dos empieza a alejarse del otro de manera que ya no pasan tiempo de calidad, ya no se elogian, ya no pasan tiempo a solas y mucho menos se transmiten afecto, esa relación va camino a la ruina; sin embargo, para poder mantener la llama del amor encendida debe haber un acercamiento mutuo.
Si nosotros no entablamos una relación personal con Dios, estaremos expuestos a toda clase de situaciones que sucedan a nuestro alrededor. Es más, lo que marca nuestra victoria personal, familiar, económica y en todos los sentidos, es nuestra relación con Dios; si nuestra intimidad con Dios está fatal, ni qué decir de todas las otras aéreas de nuestra vida. Muchos no ven el por qué de tantos fracasos que tienen, decepciones, traiciones etc., y...
¿Cómo está tu intimidad con Dios?, ¿vives en un temor reverente a Él?, o ¿simplemente actúas, sin importarte lo que Dios piense de tus actos?
Vivir en intimidad con Dios no sólo consiste en orar, ayunar... hacer todas estas cosas mecánicamente, sino en vivir una vida basada en los principios de su Palabra, de manera que antes de tomar una decisión consultas a Él, le encomiendas tu camino y te dejas dirigir por Él.
Tal vez el mucho trabajo, los afanes y las cosas terrenales hayan invadido tu intimidad con Él, de modo que el espacio, el tiempo y el lugar que le pertenecían a Dios hoy está siendo ocupado por otra cosas, pero es el momento en el que debes volver a la intimidad con el Señor; ¿para qué seguir haciendo tantas cosas banales si al final te sientes vacío?, ¿para qué invertir tiempo en lo que sólo te trae cansancio, carga y aflicción?
Hoy es el día en que debes volver a tu intimidad con Dios, hoy es el día de revivir con más fuerza aquellos momentos de entrega, devoción y búsqueda que antes tenías con Él. Hoy es el día de decir ¡ya basta!, ¡no me dejo dominar más por cosas que no me aprovechan!
Si en este momento anhelas volver a tu intimidad con Dios, ora así:
Padre Nuestro que estás en los cielos, en este momento reconozco que he fallado al dejar mi intimidad contigo, te pido perdón, renuncio a todo aquello que estaba estorbando en mi relación contigo, me aferro a tu Palabra, y te doy gracias porque de ahora en adelante tu comunión será intima conmigo, ya que caminaré en el temor para que me hagas conocer tu Pacto. En el Nombre Poderoso de Jesús… amén.
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