sábado, 3 de agosto de 2013

Perdonar Y Liberar - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

“El perdón es algo curioso; calienta el corazón y enfría el sentimiento de venganza”.
Todos hemos leído un millón de artículos sobre el perdón y escuchado mil charlas sobre el tema. Pero de todas maneras es muy difícil de practicar. El perdón no es fácil para la mayoría de nosotros.
Cada vez que alguien nos lastima nos quedamos con un sentimiento de herida, ira y venganza. Nos es muy difícil pasar por alto la herida que alguien nos ha infligido. Pero el perdón no es el olvido del que lo hizo, sino simplemente olvidar la herida. No es algo que damos a otros sino a nosotros mismos.
La herida y dolor que alguien nos causa serán siempre partes de nuestra vida, pero el perdón nos ayuda a soltar su aprisionamiento para que podamos seguir adelante.
Y en cuanto a quién perdonar, comencemos con un amigo que nos haya lastimado mucho, después, por ejemplo, el extraño que nos pisó el callo en un autobús, y luego a aquellos entre esos dos casos extremos. O lo que es lo mismo: a todos.
Perdonarnos a nosotros mismos es también importante. Y perdonémonos rápido, ya que cuanto más tiempo lo demoremos y más lo pensemos, posiblemente nunca podremos estar listos para hacerlo. Así que hagámoslo tan pronto como podamos, porque aunque no cambie el pasado, definitivamente cambiará el futuro.
Y recordemos: “No perdonar es como si ingiriéramos raticida y esperásemos a que la rata muera”.
Si bien no hay manera de saber si el autor de este pensamiento tiene transfondo cristiano, es encantadora la manera en cómo enfoca la naturaleza y el impacto del perdón.


Actualmente algunos sectores del cristianismo han mistificado al perdón, convirtiéndolo en “atadura” para quienes nos han ofendido y a quienes no hemos perdonado. Sin embargo, la razón por la que el Señor nos llama a perdonar es precisamente porque, al no hacerlo, somos nosotros mismos los más perjudicados. Y en esto, incluso la ciencia confirma el impacto sobre nuestros cuerpos de la amargura resultante de no perdonar.
Así que, vivamos la vida abundante que Dios nos ofrece, dando el indispensable primer paso: perdonando a quienes nos ofenden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario