Lleno de aparente vitalidad. Muchos planes por realizar. Proyectos interminables, noches de insomnio ante los compromisos y días ausentes de su hogar por la presión ministerial.
A veces hundía su rostro entre sus manos, crispadas por las múltiples demandas cotidianas. Le visité en su iglesia para unas conferencias y le vi caminar como un autómata.
Me pregunté qué le sucedía pero no me atrevía a pasar la línea de su privacidad. Fue su esposa quien se me acercó y me dijo: “Por favor pastor, ore e intente hablar con mi esposo. No puede dormir de noche y tiene que tomar pastillas para poder medio dormir pero no le hacen efecto, y durante el día anda como un sonámbulo y ya está perdiendo las facultades básicas diarias”.
Este clamor fue como un eco de miles de esposas de pastores que intentarían decir lo mismo.
Este clamor fue como un eco de miles de esposas de pastores que intentarían decir lo mismo.
El Apóstol Pablo, precisamente hablando de renovación, en el capítulo 12 de Romanos versos 1 y 2 dice: “Les ruego, les suplico, les imploro por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio santo, agradable a Dios”. Un día, al leer estos versos, me pregunté por qué Pablo hablaba de presentar el cuerpo; no mencionaba el espíritu o el alma, sino el cuerpo como un sacrificio a Dios.
Después de pensarlo y repensarlo, entendí que el Apóstol posiblemente estaba tratando de desmontar el pensamiento griego, que había entrado en la Iglesia y que lamentablemente ha invadido a la Iglesia de hoy y al liderazgo actual. El Pensamiento griego enseñaba que el cuerpo no era bueno, que lo bueno era el espíritu y el alma, y el cuerpo era la causa de los problemas humanos.
El Pensamiento Griego enseñaba que para estudiar un todo había que dividirlo en partes. Sin embargo, el Pensamiento hebreo muestra lo contrario. No, no lo puedes dividir. Necesitas presentarlo en un todo. Por eso Pablo dice: Presenten a Dios el cuerpo y conjuntamente el espíritu y el alma.
El Apóstol Juan lo expresa de esta manera: ”Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente”. 3 Juan 1:2
Como líderes necesitamos recordar que somos un todo útil en las manos de Dios. Necesitamos caminar, pensar, buscar y guardar nuestra salud, no sólo espiritual sino también física, como siervos de Dios. Sanos integralmente, seremos una ofrenda de olor grato, agradable y santa ante el Señor a quien servimos. Salud física, emocional, sexual, mental y espiritual es nuestro reto que siempre trae recompensa.
No podemos vivir una vida fuera de lo normal. Tarde o temprano el colapso llegará. Por algo el Señor determinó un día de descanso semanal, para poder reponer nuestra profundidad con Él, el descanso de nuestra vida personal y la reconexión con los amados.
Amado líder: Toma le decisión de hacer un alto y evaluar tu camino. No hay muchos salvadores del mundo. Sólo uno y fue a la cruz por todos.
Amado líder: Toma le decisión de hacer un alto y evaluar tu camino. No hay muchos salvadores del mundo. Sólo uno y fue a la cruz por todos.
Nuestro Maestro y Señor Jesús nos dio el ejemplo. Él no vivió hasta el deterioro total. Sabía cuando parar y cuando desaparecer de la multitud.
La decisión es nuestra y la Recompensa viene de Él.
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