Nancy era una cristiana de cuna; se les llama popularmente así a aquellos que nacen en hogares cristianos y a los que desde pequeños se les enseña la Palabra de Dios, personas que crecen en ambientes llenos de enseñanzas bíblicas, lo cual no significa que realmente vivan lo que desde pequeños han aprendido.
Nancy estaba tan acostumbrada al lenguaje cristiano que para ella todo era normal, como escuchar mensajes de la Biblia, cantar en la Iglesia, servir en algún Ministerio, orar, etc, todo era normal para Nancy. Y es que a veces lo normal puede convertirse en monótono y dejar de tener la importancia que realmente debe tener.
Nancy ya era una mujer de veinticinco años cuando se le detectó una enfermedad terminal. Casi nadie podría imaginar cómo una mujer tan joven podía padecer de una enfermedad fatal. Hasta ese entonces Nancy nunca había puesto a prueba su fe, sino que viviendo su "vida religiosa”, se había conformado con llevar a cabo todas las actividades que desde niña había aprendido. Y ahora le tocaba, por primera vez, utilizar la fe que desde niña le habían enseñado.
El hecho de que Nancy jamás hubiera experimentado tener un problema tan serio, había hecho en ella que su fe no fuera “tan buena”, es decir, no sabía cómo tenía que creer o cómo tener fe. Como nosotros, que nos quejamos muchas veces de los problemas que nos acontecen, sin darnos cuenta de que cada uno de ellos nos enseña a tener fe y a confiar en Dios. Nancy no había afrontado ningún problema serio en toda su vida, y a pesar de que tenía bases cristianas desde su nacimiento, la realidad es que no tenía la fe que se necesitaba en esos momentos.
La desesperación de Nancy por la enfermedad detectada, provocó por primera vez en ella, que comenzara a ver la relación con Dios no como algo monótono o mecánico, sino como algo más íntimo.
Ahora a Nancy se le podía ver más entregada, comenzó a forjar una mejor relación con Dios, se le veía orar como nunca antes, con una postura quebrantada, rendida totalmente a Dios, se le podía ver adorándole con lo mejor que tenía, ahora leía más la Biblia, y aquellas historias que escuchaba de niña ahora cobraban un verdadero sentido al motivarla a tener fe. Aquellas historias que escuchaba y de las cuales memorizó, ahora tenían un significado para ella; escuchar acerca de la fe ya no sólo era teórico, ahora se había convertido en algo que tenía que llevar a la práctica.
A través, y como consecuencia de su enfermedad, Nancy aprendió a creer, comenzó ver a Dios no como algo común, sistemático o monótono; ahora ella entendía de primera mano lo que significaba confiar o depender totalmente de Dios, pues su vida estaba amenazada por esa enfermedad terminal, sin embargo depositó su fe renovada en Dios a esperas de un milagro.
Su salud comenzó a empeorar cada día, sin embargo podía verse, con su débil cuerpo, cómo su fe cada se fortalecía cada día más y más. Sus familiares y amigos cercanos llegaron a pensar que la perderían, pero en Nancy siempre existía una sonrisa de seguridad que consolaba a sus íntimos al decirles: “Yo sé en quien he creído”. Lejos de recibir apoyo o ánimo, ella animaba a sus allegados para que confiaran en que Dios haría un milagro.
Un día, cuando su enfermedad estaba ya en la fase terminal, estando en su habitación a esperas de la peor noticia, Nancy habló con Dios; su fe llegó al punto extremo, y Nancy le dijo a Dios que no importaría lo que aconteciera, porque a través de todo lo que había experimentado le había conocido realmente y se había enamorado de Él; de Él, y por primera vez, a través de este difícil episodio. Nancy aprendió a creer, aprendió a buscar a Dios, aprendió a tener una verdadera relación personal con Él.
Al siguiente día al amanecer, Nancy estaba totalmente transformada, poco a poco su fuerza física estaba mejorando, su sonrisa ya no era de la de una persona en sus últimas horas de vida, sino que sonreía como una persona que estaba totalmente sana y de hecho así era. Nancy había recibido aquel milagro que tanto esperaba, poco a poco comenzó a mejorar hasta llegar a su mejor estado y a estar estable al ciento por ciento. ¡Nancy había recibido un milagro de parte de Dios!, pero lo mejor de todo era que NANCY HABÍA APRENDIDO A CREER Y VIVIR PARA DIOS.
Lo que le pasó a Nancy quizá no les pasará a todos. También debemos ser sinceros y reconocer que no todos recibirán el milagro de restaurar su salud totalmente después de una enfermedad terminal, pero lo que hay que rescatar de todo esto no es en sí el hecho que recibiera un milagro, sino el hecho de que APRENDIÓ A CREER en medio de las circunstancias más difíciles que vinieron a su vida.
Muchos se quejan por estar pasando situaciones muy difíciles e imposibles de solucionar humanamente, pero quizá no se han dado cuenta de que, en medio de todo lo difícil que ven, lo importante está en CONOCER A DIOS DE CERCA y en MEJORAR SU RELACIÓN CON DIOS.
Es cierto, no vamos a buscar a Dios sólo porque necesitemos un milagro, debemos buscarle siempre, pero hay situaciones, como la de Nancy, que nos tienen que llevar a buscar más de Dios, porque solamente de esa forma podremos conseguir los milagros que necesitamos.
Si Nancy no hubiera pasado por tal situación, quizá hoy en día sería una “cristiana” sin una relación personal con Dios o sin conocer al Dios a quien dice buscar y servir. Hay personas que se acostumbran a la “religión”, pero nunca han forjado una relación personal con Dios, ni mucho menos han estado o están enamorados de Dios.
¿Qué situación difícil estás pasando? ¿Cuál es el problema del que tanto te quejas? ¿Por qué no ves esa situación tan difícil, como una plataforma para aprender a creer en lo que Dios quiere y puede hacer en tu vida?
La escasez te llevará a conocer a un Dios Proveedor, la enfermedad te llevará a conocer a un Dios Sanador, la debilidad te llevará a conocer a un Dios Fortalecedor, la injusticia te llevará a conocer a un Dios Justo, lo imposible te llevará a conocer a un Dios Todopoderoso y así tantas situaciones difíciles, que lo único que provocarán en ti es conocer una faceta hermosa de Dios.
No te quejes, no reproches nada, al contrario comienza por buscar más de Dios, enamórate de Él, conócele de cerca, y más allá de una respuesta favorable para tu caso, tendrás la dicha de conocer a Dios de una forma personal y mantener una relación verdadera con Él. Todo lo demás será una simple añadidura.
“Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.”
Mateo 6:33 (Nueva Traducción Viviente)
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