Es una realidad que todos tenemos luchas diarias, áreas de nuestra vida en las que llevamos años luchando por tratar de cambiar, pero en muchos casos no hemos avanzado mucho.
Si realmente eres nacido de nuevo, sientes un dolor muy profundo al fallar continuamente en las mismas áreas, te sientes mal, quizá "lloras" muchas veces al ver que no puedes mantener tu palabra de no volverlo a hacer.
Para aquellos que un día conocimos al Señor y tuvimos un encuentro real con Él, no es una sensación bonita la que se siente al fallarle a Dios. De hecho, cuando le fallamos sentimos como que todo se nos vino abajo, como si Dios ya estuviera cansado de nosotros o como si nunca fuésemos a cambiar.
¿Te ha pasado? ¿Has experimentado esa sensación de saber que no tienes que hacer eso, pero a pesar de ello lo haces y luego te sientes muy mal contigo mismo? Y es que la mayoría de nosotros sabemos muy bien que no tenemos que actuar de ciertas maneras. Quizá, en ocasiones, mientras has estado llevando a cabo tu fallo, sintieras que no tienes que hacerlo, sin embargo no pudiste parar, a pesar de que sabes que después te sentirás mal.
Si alguien no se identifica con situaciones como estas o parecidas, es porque quizás no es de este planeta, pero para los demás humanos, TODOS sin excepción, hemos sentido esa horrible sensación de saber que le fallamos a Dios, a pesar de que sabíamos muy bien que no teníamos que hacerlo.
¿Sabes algo bueno?, ese dolor que te causa fallarle a Dios es una muy buena señal; señal de que todavía hay oportunidades para ti. Ese mal sabor de boca que te deja el fallarle, habla de que el Espíritu Santo de Dios está en tu vida redarguyéndote todavía. Aunque fuese un gran problema que fallaras y no sintieras el mínimo dolor por hacerlo, esa es una señal de que estás a punto de morir espiritualmente; si sientes dolor por hacerlo, tienes que tener la seguridad que hay una oportunidad más para ti.
Sentir dolor por pecar o fallarle a Dios, habla de que tenemos conciencia real del error que cometimos y que nuestro corazón y espíritu no querría hacer eso, pero que lastimosamente nos dejamos dominar por nuestros deseos carnales y pecaminosos.
Ahora bien, es necesario detectar qué es lo que está pasando, por qué estás cayendo fácilmente en ese error; seguro que, en la mayoría de los casos, es porque estás descuidando tu vida espiritual, seguro que estás orando menos, seguro que hasta dejaste de leer la Biblia, quizá no te estás congregando o no estás teniendo contacto con personas, que espiritualmente te pueden ayudar, sino que estás haciendo todo lo contrario y teniendo comunicación constante con personas, que lo menos que te enseñarán es a ser agradable a Dios.¿Por qué no comienzas de nuevo?, sí, si sientes dolor al pecar, si sientes dolor al fallarle a Dios, es porque HAY OPORTUNIDAD PARA TI, ¿Qué es lo que tienes que hacer?, sólo recuerda los episodios de tu vida en los que te sentiste plenamente feliz, seguro que fueron aquellos en los que estabas muy cerca de Dios, ya que al estar cerca de Él, en tu mente no cabía otro pensamiento que no fuese el de agradarle.
A veces, al ver el deterioro de nuestro estado espiritual, se nos olvida que no estuvimos así todo el tiempo, que hubo momentos en los que dimos todo de nosotros y en los que nos sentimos plenamente gozosos, que hubieron tiempos en los que espiritualmente avanzamos mucho, quizá porque dispusimos nuestro corazón o quizá porque renunciamos con determinación a aquello que era nuestra perdición.
Quiero invitarte a volver a esos momentos, a que hagas lo mismo que en esos momentos de felicidad plena hacías, comienza a orar nuevamente, comienza a leer la Biblia otra vez, a congregarte más seguido. Sírvele al Señor, sé humilde, que tus oídos se vuelvan tan humildes, que no importando a quien escuches predicar la Palabra, puedas aprender algo que te ayude en tu vida.
Quita de tu vida todo orgullo que no te deja prosperar y que te está arruinando, no te creas que lo sabes todo o que nadie te puede enseñar nada nuevo que no sepas, mejor aprende como un niño, como si fuera la primera vez que estás aprendiendo de Dios; porque si sigues creyendo que lo sabes todo, la realidad te dirá que no sabes nada, porque la sabiduría de una persona no se cataloga por toda la teoría que sabe, sino por su forma de poner en practica su conocimiento y vivirlo.
“Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma.”
Mateo 11:29 (Nueva Traducción Viviente)
La única forma efectiva para comenzar de nuevo y triunfar en la vida espiritual, es ser humilde para reconocer dónde estamos fallando y tener la suficiente determinación para decidir salir de ese lodo en el que hemos caído. Entonces, Dios nos dará la fuerza que necesitamos para salir adelante de cualquier situación, pues nuestra humildad y determinación son la llave que abrirá la bendición de Dios sobre nuestra vida.
¡ADELANTE, TÚ PUEDES PORQUE DIOS ESTÁ CONTIGO!
“Dios está obrando entre ustedes. Él despierta en ustedes el deseo de hacer lo que a él le agrada y les da el poder para hacerlo.”
Filipenses 2:13 (Palabra de Dios para Todos)
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