miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Realmente es tuya esa planta? - Mensaje

realmente DDD
Cuenta una historia acerca de un emperador que convocó a todos los varones solteros del reino, pues era tiempo de buscar pareja para su hija.
Cuando estuvieron reunidos, el rey les dijo:
“Les voy a dar una semilla diferente a cada uno de ustedes; al cabo de seis meses deberán traerme en una maceta, la planta que haya nacido de esa semilla. Aquél que traiga la planta más bella, tendrá como premio, la mano de mi hija”. 

Cuando llegó el día indicado, todos  los concursantes entraron al castillo portando cada uno las más exóticas plantas, menos un joven, cuyo macetero iba vacío. Obviamente, el resto de participantes no paraban de jactarse de sus hermosas especies, y de burlarse del referido joven por su fracaso.

Sin embargo, finalizada la inspección, el monarca declaró como vencedor precisamente al joven que llevaba el macetero vacío. Consecuentemente, la sorpresa, el disgusto y las reclamaciones del resto no se hicieron esperar. Pero el rey justificó su decisión, diciéndoles:
“Ustedes desean saber el por qué de mi fallo; pues bien: este joven ganó por su honestidad. A  todos les di una semilla estéril, y  todos ustedes trataron de engañarme colocando otras plantas, menos este joven, que al presentarse con su macetero vacío, demostró tener integridad y coraje, cualidades que un futuro rey y esposo de mi hija debe ostentar. Caso cerrado”. 

Querido amigo/a: Muchas veces intentamos cubrirnos de apariencias, ostentando “flores” o “frutos” que no son nuestros, que no nos pertenecen, y olvidando que el Señor demanda de todos que seamos honestos e íntegros, que no seamos de doble vida ni de doble discurso. Nuestro testimonio debe ser el mismo, tanto en público como en privado.
Eso significa, que no es bueno que en ciertos sitios o ante determinadas personas simules los mejores frutos (paciencia, bondad, paz, corrección,  integridad), cuando ni siquiera los tienes, pues de puertas afuera de tu hogar, es donde asoma de cuerpo entero tu verdadero yo, carente de aquellos, lleno de falacias y desatinos.  

No se engañen; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.” (Gálatas 6:7)

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