Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo 6:33
Constantemente nos encontramos pensando en lo que pasará mañana: ¿Qué haremos? ¿Qué actividades tenemos pendientes? ¿Cómo ganaremos el sustento? ¿Cómo pagaremos las deudas? ¿Cómo vamos a terminar tantos trabajos pendientes? ¿Cuándo encontraremos a la persona adecuada?… Muchísimos pensamientos de esta clase pasan por nuestra mente a lo largo del día; desde que nos despertamos hasta que nos acostamos estamos pensando en el día de mañana y estamos afanados buscando cosas que no generan un verdadero provecho para nuestro ser.
Jesús, quien se preocupa por enseñarnos cómo vivir en plenitud, nos enseña que las personas que no conocen a Dios se preocupan por buscar todo este tipo de cosas, pero que en nuestro caso debe ser diferente, lo cual es lógico, ya que si creemos que Dios existe y que está con nosotros, ¿por qué estar ansiosos por algo?
Jesús nos enseña que, como hijos de Dios, lo que debemos buscar primero es el Reino de Dios y su justicia, en vez de afanarnos buscando cosas vanas y preocupándonos de lo que pasará mañana. He aquí algunos ejemplos de cómo debemos buscar el Reino de Dios y su justicia; pero antes, examínate y pídele al Espíritu Santo que entre a tu corazón y te revele lo que haya en él que no esté bien; pídele que después lo cambie y te ayude a ser la persona que quiere formar en ti.
1. ¿En qué estás pensando?
Dios le dijo a Moisés, hace muchísimo tiempo, que le dijera al pueblo que su Palabra (la de Dios), debía estar constantemente en el pensamiento y en el hablar de ellos. Desde que se levantaran hasta cuando se acostaran, cuando estuvieran caminando y cuando se encontraran con alguien. La verdad es que muchos cristianos no lo hacen. Esto no significa que apenas te encuentres con tus compañeros, saques la Biblia y les empieces a predicar; no se trata de presentar a los otros y a ti mismo una apariencia de espiritualidad falsa; más bien se trata de un acto natural y cotidiano, se trata de pensar todo el tiempo en Dios, de tenerle presente en todo lo que hagas; se trata de pensar constantemente en las promesas que te ha hecho y tener tus oídos bien abiertos para escuchar lo que Él te dice y te recuerda. En vez de estar pensando en cosas que no valen la pena y que sólo le hacen daño a tu mente, alimenta tu mente con la Palabra de Dios todo el tiempo; esto es buscar primeramente el Reino de Dios.
2. ¿Qué estás haciendo?
Ciertamente, debemos cumplir con todos nuestros compromisos; si estás trabajando, buscar el Reino de Dios primeramente, no significa que incumplas con tu trabajo y pongas la excusa de “es que estaba orando”; si estás estudiando, no significa que seas irresponsable con tus trabajos. Buscar el Reino de Dios primeramente, significa servirle a Dios con un corazón diligente y sincero; es dejar de pensar en ti mismo y empezar a pensar en la obra de Dios, más que en tus propias necesidades.
El servicio en la iglesia es parte fundamental, ya que la iglesia es la comunidad en la cual trabajamos para la obra de Dios. Si eres una persona con un pensamiento individualista, te insto, en el nombre del Señor y por mi propia experiencia, que cambies tu pensamiento ya que solos no podemos hacer nada; necesitamos a Dios, pero también necesitamos a nuestros hermanos para hacer la obra de Dios. Piensa en qué puedes hacer para el beneficio de tu iglesia y no dudes en hacerlo, obviamente con la dirección del Espíritu Santo. No te quedes quieto si tu iglesia no está bien; no juzgues a las personas, que no piensen en ti como un mártir que vive en medio de lobos; más bien ora por tu iglesia todos los días; ¿Sabías que Daniel oraba tres veces al día arrodillado hacia su ciudad natal, rogando a Dios que la reconstruyera porque había sido destruida? ¡Haz lo mismo por tu iglesia!
Si tienes un grupo de vida o eres maestro de escuela dominical, no te conformes con dar una clase y ya está; piensa durante toda la semana en la Palabra que vas a dar, preocúpate por vivirla antes de exponerla, ora por tus estudiantes y por ti mismo, ora también por aquellos que te enseñan a ti, mantén a tus estudiantes constantemente en tu mente y preocúpate por que aprendan lo que les estás enseñando; y no sólo por dar una clase y tener la conciencia tranquila, jactándote de estar haciendo mucho.
Si aún no estás sirviendo en tu iglesia, pídele al Espíritu Santo que te guíe a qué ministerio debes llegar. Si no servimos no somos nada, Jesús mismo lo dijo; y la verdad, esta cuestión de tener el Reino de Dios y su Justicia como primero, no es sólo orar, es servir y servir con todas nuestras fuerzas y amor, es dejarnos a nosotros mismos de lado y poner primero, literalmente, la obra de Dios.
¿Recuerdas la historia de Caín y Abel? ¿De qué parte quieres estar? ¿Quieres darle a Dios lo mejor que tienes o sólo las sobras? Piénsalo.
QUE DIOS TE BENDIGA
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”
Salmo 1:1-3
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