domingo, 26 de mayo de 2013

El Capitán - Reflexiones

El mar estaba muy picado desde hacía varios días.
La visibilidad era muy precaria. El capitán del enorme acorazado recomendó a su tripulación permanecer alerta.
- Por favor, infórmeme inmediatamente de cualquier novedad, ordenó con seguridad el capitán a su segundo.
Tan pronto oscureció, uno de los marinos anunció:
- Atención, una luz está brillando hacia el norte.
- ¿Se está moviendo o está quieta?, preguntó el capitán.
 –¡Se está moviendo!, respondió el segundo.
El capitán llamó al encargado de las señales y le dijo:
- Avísele a esa embarcación que si sigue en esa dirección, está en grave riesgo de estrellarse contra nosotros. Aconséjele que vire 20 grados hacia el este.
Como no hubo respuesta y la luz seguía acercándose, el capitán decidió encargarse personalmente de la situación.
- Atención, atención. Habla el capitán de este acorazado. Le advertimos una vez más, ¡cambie de curso o nos estrellaremos contra ustedes!.
¡Háganlo ahora!, insistió el capitán con firmeza.
Entonces, una voz tranquila y segura le respondió:
Aquí habla el marinero Pérez. Acorazado, cambie usted su rumbo 20 grados hacia el este.
Al oír esto el capitán, ya salido de sus casillas y casi gritando, dijo:
- Por última vez marinero. Este es un barco de guerra, vire inmediatamente 20 grados hacia el este.
Y la respuesta que recibió fue:
Yo soy el encargado del faro y es usted el que debe cambiar el rumbo. Si no lo hace, tendrá un accidente fatal.
A veces queremos que los demás cambien y hasta les amenazamos. Pero es más fácil que tú cambies. Tú diriges tu barco. Ve a donde tú quieras, y como todo buen capitán, sé flexible a la hora de dirigir. Escucha lo que los demás tengan que decir. Puedes evitar un desastre.
Proverbios 11:2 “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra: Mas con los humildes es la sabiduría”
Salmos 37:11 “Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz”
Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”
Isaías 57:15 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”.

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