martes, 2 de abril de 2013

Primavera y Otoño - Motivacional

Las estaciones del año marcan los tiempos naturales de nuestro Planeta. La Primavera viene acompañada de nacimiento, renovación, movimiento y vida. El otoño, de sosiego, reflexión, reproducción y vida.

Resulta curioso, pero a pesar de toda la tecnología, de todos los avances y de todos nuestros esfuerzos por desvincularnos de nuestra naturaleza “animal”, la mayoría de los seres humanos experimentamos en nuestro cuerpo y en nuestra mente, los cambios que se producen con cada estación. Nos sentimos felices, recargados y eufóricos en primavera. El otoño nos invita a resguardarnos en nuestro hogar, al descanso y nos prepara poco a poco para el letargo invernal.

Si nos dejamos llevar y fluimos por las sensaciones estacionales, nuestra mente y nuestro cuerpo respetan los ritmos naturales, con los que convivimos en armonía durante millones de años.

Tras el reposo del invierno, la primavera llega llena de energía con sus múltiples flores, brotes verdes y perfumes. Una multitud de cambios se produce a nuestro alrededor y todo en el ambiente nos estimula y nos empuja a movernos, renovarnos y evolucionar. 
Nuestra vida puede estar envuelta en un crudo invierno, pero al final siempre llegan los brillantes rayos del sol de primavera que todo lo iluminan. Si no existiera el frío invierno, no podríamos valorar la hermosa brisa de una mañana primaveral.

El otoño sigue al caluroso verano. Las hojas caen de los árboles, el ambiente refresca, los colores cambian y la luz adopta matices que no existen en ninguna otra época del año y así, también nosotros sentimos la necesidad de cambiar, de frenar un poco para pensar.

Primavera y Otoño, tiempo de vida, tiempo de reflexión. Primavera y Otoño, tiempo de movimiento, tiempo de sosiego.

Cada época, cada estación, cada etapa de la vida tiene su encanto, tiene algo que enseñarnos y algo de lo que podemos disfrutar. Solamente necesitamos mirarla con el corazón, pues Dios nos habla a través de la naturaleza con todo el amor de un Padre hacia sus hijos.
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“Ahora es el momento de hacer lo que más quieras.
No esperes al lunes, ni esperes a mañana.
Que no aumente ante ti la caravana de sueños pisoteados.
Ya no esperes, no te reprimas por miedo o cobardía.
No postergues la vida con más muerte,
Y no esperes más nada de la suerte,
que no hay más que tu tesón y tu energía.
Dale forma a tu sueño,
como el viento que vive y se transforma.
Y para que todo resulte a tu manera,
redacta para ti mismo tu norma,
y convierte tu otoño en primavera.”

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