Todos elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado, que durante mucho tiempo sirvió al rey, se dirigió al soberano y le dijo:
–”Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?”
El rey le respondió:
–”Dime soldado”.
–”¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?”.
–”Ve y mira tú mismo”, respondió el rey.
El rey le respondió:
–”Dime soldado”.
–”¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?”.
–”Ve y mira tú mismo”, respondió el rey.
El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraban y aclaraban el ambiente… y, finalmente, descubrió, sorprendiéndose, que la puerta se abrió sobre un camino que conducía a la libertad.
El soldado, admirado, sólo miro a su rey que le decía:
–”Yo les daba a ellos la elección, pero preferían morir que arriesgasrse a abrir esta puerta”.
–”Yo les daba a ellos la elección, pero preferían morir que arriesgasrse a abrir esta puerta”.
¿Cuántas puertas dejamos de abrir por temor?.
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños o nuestras metas?
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños o nuestras metas?
Juan 10:9
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”
Apocalipsis 3:8
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.”
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”
Apocalipsis 3:8
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.”
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