jueves, 25 de abril de 2013

Caminando con paso seguro - Devocional - Vídeo

Hebreos 10.19-22  10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 
10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,
10:21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.



caminandoSiempre que iniciamos algo en la vida, lo hacemos con la seguridad de que todo saldrá bien; no existe persona alguna que inicie un proyecto, por muy sencillo que sea, con el deseo de que salga mal o que fracase; la mentalidad del hombre siempre será  triunfadora, siempre espera alcanzar el éxito que se ha propuesto o alcanzar el sueño que ha acariciado durante largo tiempo. Esto es caminar seguro, con paso firme, con convicción, sin temor a nada ni a nadie. Hay en él una confianza plena en lo que está realizando, porque su andar es el de una persona mentalizada en la victoria. Así es el caminar del creyente en sus inicios, ya que está seguro de que el Señor en todo momento le acompaña, le respalda, le guía, y le da la confianza y paz que solo Él le puede dar. 
¿Pero qué pasa cuando deja de confiar en Dios?, ¿cuando se deja arrastrar por las cosas que la vida le ofrece a cada momento?, ¿cuando siente que todo lo que emprende es triunfante?, ¿cuando decide actuar por cuenta propia y toma la decisión de caminar apartado de la senda que Dios le ha marcado?. Pasa que todo se desploma; así como un edificio, que de pronto ha perdido sustentación, y todo lo que en él había se va al vacío perdiéndose en su totalidad, así el hombre pierde todo, y es entonces cuando su caminar se vuelve cansado, inseguro, vacilante, y en su rostro se manifiesta la frustración y la derrota; la confianza y la seguridad se han esfumado; en él sólo queda el amargo sabor del fracaso. Triste, ¿verdad? 
Pero esta es la cruda realidad de aquellos que deciden abandonar el Camino, que deciden renunciar a su Fe, o toman en sus manos el control de sus vidas; viven sus cinco minutos de fama, olvidándose de Dios y de todas las promesas que Él les ha hecho. En su mente se sucede otra renovación (otra mentalidad), la cual se aleja completamente de los designios de Dios, haciendo cosas que lastiman el corazón del Todopoderoso. La persona pierde el objetivo, tal como sucedió con Pedro el discípulo, cuando le pidió al Señor que le permitiera caminar sobre las aguas e ir a encontrarse con Él, sin importarle el riesgo que implicaba, ya que su mirada estaba puesta en el Creador y consumador de la Fe; Pedro no midió las consecuencias, ni tampoco se puso a pensar en cosas funestas, ya que su confianza estaba puesta ÚNICAMENTE en el Señor, hasta que titubeó y perdió de vista al que le sostenía.
La soberbia y el orgullo son dos características muy marcadas en aquel o aquellos que caminan lejos del cobijo del Señor; se sienten poderosos, sobrados de confianza y se atreven a manifestar que no necesitan de nadie, incluso ni de Dios; nada más alejado de la realidad, ya que en cualquier momento, o en toda nuestra vida necesitaremos de Él. ¿Cuándo es ese momento?: cuando las circunstancias de la vida nos agobian, cuando estamos pasando por un dolor (físico o del alma), o cuando la soledad, a pesar de que tengamos todo lo material, nos muestra la necesidad de un amigo; cuando llegan los temores, angustias, frustraciones e infelicidad. Ese amigo es Jesús, el Cristo de la Gloria, el ÚNICO que puede perdonarte todos tus pecados, que puede limpiarte de todas tus inmundicias, el que puede cambiar tu corazón y darte un nuevo espíritu; sólo Él, y nadie más, puede transformar tu vida y hacer que en tu interior brote la esperanza, la confianza y sobre todas las cosas, el amor; ese amor que es el motor de todos los seres humanos, que les impulsa a continuar y soportar todos los embates de la vida. Él te proveerá de una nueva forma de caminar, de una nueva visión, de una sensibilidad que no habías experimentado, te dará cobijo, y tú cobijarás a los demás; nacerá en ti el deseo intenso de servir a los demás sin esperar ningún reconocimiento o pago, ya que tu recompensa vendrá del Señor. 
Únicamente existen 4 condiciones para alcanzar este propósito en tu vida, y estos son: 1) un corazón sincero2) la confianza de la fe3) un corazón puro, y 4) una vida renovada por Cristo. Y esto sólo lo puedes lograr aceptando a Jesús como tu Señor y Salvador, y reconociendo que Él es el Hijo de Dios. Atrévete a vivir una vida distinta, plena, llena de paz, de amor, de confianza y de esperanza. Inténtalo y seguro que no te arrepentirás de ese paso tan hermoso que darás, tu vida cambiará radicalmente y empezarás a caminar con paso seguro.
A ti, mi hermano/a, que te has alejado del camino de la fe, retoma la senda que ya conoces, vuélvete de tus pecados, arrepiéntete de todo lo malo que hayas hecho, pide perdón y perdones, vuelve a buscar con devoción tu primer amor, ese amor que todo lo transforma y que te da la fortaleza que tu alma necesita. Tómate de la mano de tu Señor y verás que no hay nada más hermoso que caminar por la vía de la luz, que no es otra que la de Jesús nuestro Señor y Dios. Amén.
Que tu caminar sea un caminar seguro, 
que deje huella tu andar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario