… guárdense de la avaricia;
porque la vida del hombre
no consiste en la abundancia
de los bienes que posee.
(Lucas 12:15)
Cuentan que un acaudalado padre de familia llevó a su hijo a un viaje por el campo, para que éste pudiera darse cuenta de lo pobre, necesitada e infeliz que era la gente del sector rural y lo afortunados y dichosos que, en cambio, eran ellos en la gran ciudad.
Con ese propósito, y una vez llegados a su destino, ambos se hospedaron un día y una noche en la granja de una familia muy humilde.
Al siguiente día, y ya de vuelta a casa, el padre le preguntó a su hijo qué es lo que había aprendido como lección del referido viaje, de ese sector de gente pobre, humilde.
En todo caso, agregó el chico, gracias papá por enseñarme lo ricos que podríamos ser, si viviéramos en el campo”.
Queridos amigos: la abundancia de cosas materiales, no garantiza por sí solas la felicidad. Buscar riqueza no es malo, pero sí lo es cuando se vuelve prioritario en nuestra vida, cuando nos afanamos en encontrarla, incrementarla y retenerla a cualquier coste, dejando que nos robe la tranquilidad, la paz interior, la comunicación con Dios, y el tiempo necesario para compartir y disfrutar con los seres que amamos.
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