lunes, 25 de marzo de 2013

Hoy Necesito Mostrar Reverencia a Dios Con Mi Hablar - Devocional - Vídeo

“Por lo tanto, en medio tantas pesadillas y de tantas palabras y cosas sin sentido, tú debes mostrar reverencia hacia Dios“  Eclesiastés 5:7.


Entender sabiamente o la necesidad de hablar tan poco como sea posible a los que me rodean, pero no a Dios.  La Biblia dice: “En medio de tantas pesadillas y de tantas palabras y cosas sin sentido, tú debes mostrar reverencia a Dios.”
Mucha conversación debilita nuestro carácter. Es como una llave abierta continuamente que derrama todo su bien. Nuestros pensamientos maduran en el silencio. El silencio es la madre de los pensamientos más sabios. Si nosotros estamos hablando siempre, no dando oportunidad a que hable nuestro corazón, si prestamos atención a lo que otros nos dicen, y no podemos oír lo que el Espíritu quiere decirnos, entramos en un proceso de desconexión con lo eterno y sagrado.
Hoy quiero esperar ante Dios para que Él llene mi mente de la verdad y de las cosas que son útiles para decir.
No podemos estar hablando todo el tiempo sin decir cosas de las cuales tendremos que lamentarnos después. Hablamos demasiado de nosotros mismos o de otros. Nuestras palabras corroen, contaminan o agravian a nuestros amigos.
Hoy quiero entender este peligro. Cuando las palabras son muchas, el pecado no está ausente. San Agustín dijo: “Me asusta un gran asunto. Soy demasiado parlanchín y debo aprender a estar silencioso ante Dios . Pedirle a Él que me llene de las palabras sabias. Es en el silencio, cuando Dios me dará algo para decir. Él me enseñará a hablar.
Isaías dijo de nuestro Señor… Juzgará con justicia a los débiles y defenderá los derechos de los pobres del país. Sus palabras serán como una vara para castigar al violento y con el soplo de su boca hará morir al malvado. 
Jesús oyó y vio muchas cosas, pero Él nunca profirió una palabra por sí mismo.  Él dijo: “Yo hablo lo que el Padre me ha dicho que diga” Juan 12:50.
Cuando los fariseos llegaron a Él con una mujer sorprendida en el acto del adulterio, Él no contestó la pregunta de ellos inmediatamente, pero rodilla en tierra, durante un momento, escribió algo en ella. ¿Acaso esperaba oír a Dios para saber qué decir? Es probable. Cuando finalmente habló, dijo una frase corta pero penetrante  “El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. Esas pocas palabras lograron más que cualquier esplendoroso sermón.
Ahora mismo, aún esas palabras retumban a lo largo de la historia. Hoy quiero administrar muy bien las palabras que salen de mi boca.
Señor, Gracias por darme la gran oportunidad de hablar y de hablar lo que es correcto. No quiero derramar mis palabras por las calles y en cualquier oído. Este día quiero que mi forma de hablar realmente te pueda reverenciar.
Hoy quiero aprender del Salvador y Señor Jesús, quien supo guardar silencio y sólo hablar lo que de ti había recibido. Gracias Señor. Hoy quiero mostrar reverencia a ti con mi manera de hablar. Amén.

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