martes, 12 de marzo de 2013

A dos pasos de la respuesta - Devocional

Así como la vida tiene su ciclo, la oración también tiene un orden que a veces ignoramos. A veces nos preguntamos por qué en ocasiones especificas nos sentimos llenos de dudas o desesperados, al no recibir la respuesta a lo que estamos pidiendo, pero es entonces cuando surge una pregunta más importante que hacernos: ¿Realmente estoy creyendo?
Creer es el primer paso que nos encamina a una respuesta de Dios, no podemos pedir si no creemos, porque sería una completa incoherencia, sencillamente sería inútil o utópico esperar algo de alguien en quien no confiamos; por ejemplo, uno no va por la calle pidiéndole favores a extraños, simplemente porque no confiamos en ellos, y porque al no ser nada nuestro, es difícil que hagan algo por nosotros. A veces caemos, sin querer, en el error de esperar algo de Dios y no creer que lo está haciendo, o que puede hacerlo, es decir, esperamos, pero al mismo tiempo dudamos.
Esperar es el segundo paso; tan pronto como sabemos que tenemos que esperar por algo, entra en nuestra vida un desánimo total, como si esperar fuera lo peor que nos puede pasar. Claro, todos quisiéramos tener respuesta en el momento que  pedimos, pero olvidamos que si esperamos algo de alguien, es porque confiamos en que puede hacer algo por nosotros, y lo mismo debería pasar cuando le pedimos algo a Dios; “esperar” a que nos responda “confiando” en que hará algo al respecto.
Todos tenemos al menos una petición delante de Dios en la que esperamos, y a veces desesperamos; es tanta la necesidad de una respuesta, que nos olvidamos de que Dios no toma las cosas a la ligera ni las deja olvidadas aunque tenga mucho que hacer. Debemos tener claro que Dios, antes de respondernos, desea que confiemos en Él, que esperemos en Él, y entonces nos da una respuesta como premio a la confianza y paciencia.
Que no te sea difícil esperar confiadamente en lo que Dios puede hacer; no ver que está obrando no significa que no lo esté haciendo. Él sabe mejor que nadie el tiempo en el que necesitas su respuesta; recuerda que nunca llega tarde, porque para todo ha establecido un tiempo y ese tiempo es perfecto.
Es necesario confiar para resistir la espera, la fe es ese remedio cuando nuestros pensamientos quieren hacernos creer que Dios se ha olvidado de nosotros, la fe es la fuerza que nos ayuda a soportar la prueba, y la respuesta de Dios es ese premio que se llevan los valientes que supieron creer y esperar.
Esperar es difícil para todos, pero confiar da la fuerza para hacerlo; la Biblia dice: Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Salmos 37:5. No se trata solamente de esperar, se trata de creer que Dios hará algo grande, que a pesar del tamaño de tu necesidad, aún mayor es el poder de Dios actuando, que tal vez no se ve, pero que esperar confiadamente hará llegar su respuesta.
A veces, las grandes obras de Dios se esconden detrás de un silencio; cuando creemos que nada sucede y nuestra situación sólo empeora, entonces es momento de tomar más fuerza, de creer más, la verdadera prueba de fe viene en las peores situaciones, pero deja las mejores victorias.

¿Conoces el ciclo de vida?: Naces, creces, te reproduces y mueres. ¿Conoces el ciclo de tu oración?: Pides con fe, esperas con paciencia, Dios reproduce tus bendiciones y nunca mueres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario