Ha habido momentos tan duros en mi vida que he pensado que no podría continuar más, sin embargo Tú siempre me sorprendes fortaleciéndome y extendiéndome tu mano. Sabes también las veces que en silencio he preguntado, ¿cuánto más podré resistir? ¿Durante cuánto tiempo voy a vivir? Y cada mañana, al despertar, soy testigo de tu fidelidad, nunca me has dejado solo, mucho menos me has desamparado. En la angustia me has vivificado, me has hecho sonreír mucho.Tus palabras siempre me han fortificado, y yo atesoro cada minuto que me permites vivir y estar en tu presencia.
Gracias por mis padres y hermana, ¡nunca dejaré de agradecerte el regalo que me has dado al poder contar con ellos como mi familia! Gracias también por esos amigos tan entrañables y queridos, que me han añadido sonrisas y restado tristezas. Gracias porque, sin yo imaginarlo, me has prestado la atención de muchas personas, que leen las cosas que escribo o que escuchan las cosas que digo; eso es un don que te plació darme y yo, en verdad, lo disfruto y por ello te doy la gloria.
No existe nada en el mundo que pueda hacer yo, para pagar la deuda tan grande que tengo contigo. Tú sabes que tu gran amor es el que me mueve y me impulsa a continuar adelante, tratando siempre de no mirar atrás y de avanzar. Gracias porque me permites respirar y disfrutar de cada uno de mis sentidos en su totalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario