lunes, 11 de febrero de 2013

Perdí mis sueños - Devocional - vídeo

Es triste cuando, por alguna razón, sentimos que hemos perdido aquellos sueños que un día tuvimos.
La gran mayoría tenemos sueños, metas, anhelos que cumplir. Aquellas cosas que nos gustarían hacer y por las cuales luchamos cada día.
Para algunos, su sueño es licenciarse en una carrera universitaria; para otros, es encontrar un excelente empleo; para muchos, puede que sea formar una hermosa familia; para otros, servirle a Dios a través de Ministerios mundiales; para otros pocos, quizá su sueño sea ministrar usando como medio una banda de música; para otros, su sueño ideal es comprar una hermosa casa; para algunas parejas quizá sea tener descendencia, etc.
Cada uno de esos sueños, anhelos o metas que tenemos nos motivan, diariamente, a levantarnos y seguir luchando en la vida por verlos cumplidos, pero hay momentos cuando, por alguna razón, sentimos que aquellos sueños que teníamos desaparecieron, quizá por una dura experiencia, quizá por un fracaso que estemos experimentando hoy mismo, tal vez porque el panorama nos dice que es imposible que se cumpla, o puede que nos consideremos incapaces o inmerecedores de verlos cumplidos.
Es triste ir por el mundo sin un sueño que nos motive a levantarnos cada mañana y luchar. Es triste cuando dejamos que las circunstancias que nos rodean maten aquellos sueños, anhelos o metas que en su momento nos daban vida.
Puede que hoy te encuentres en una situación en donde perdiste aquella emoción de ver cumplidos tus sueños, quizá hoy estés llorando o lamentándote porque piensas que aquellos anhelos que tenías no se cumplirán, puede que este día renunciaras a aquellas metas que te habías propuesto; y te encuentras allí, con un vacío enorme, sin saber qué hacer, sin saber cómo seguir, porque sientes que perdiste aquella motivación que un día tuviste.
¿Qué es lo que te hace pensar que no puedes cumplir tus sueños?: ¿Las circunstancias actuales?, ¿lo que ves en este momento?, ¿un fracaso momentáneo?, ¿un tropiezo?, ¿un cambio inesperado? ¿Qué es lo que te hace pensar que Dios no puede cumplir lo que te prometió?
Quiero invitarte a que te levantes, a que dejes de quejarte, a que no permitas que nada ni nadie mate tus sueños.
Tú no vas a cumplir tus sueños llorando, lamentándote o menospreciándote. ¿Quién dijo que iba a ser fácil? ¿Quién dijo que no iba a haber momentos en los que ibas a querer renunciar? ¡Todo es parte del proceso!, por eso lo que hoy tienes que hacer es ¡levantarte! y luchar!, ¡no darte por vencido!
¿Quieres ver cumplidos esos sueños?, entonces amárrate bien los pantalones y ¡lucha! ¡No te des por vencido nunca! El cumplimiento de tus sueños, anhelos o metas tiene un precio muy alto, por ello sé valiente y enfréntate a todo aquello que quiere matar tus sueños y vence con el poder de Dios sobre tu vida.
Dios no te ha dejado ni te dejará. Su promesa de estar contigo sigue siendo real. ¿A qué le temes?¿Qué puede ser mas poderoso que Dios? ¡Vamos!, ¡confía!, ¡ten fe!, ¡no desmayes ahora! ¡Sé valiente y avanza!
Hoy, más que nunca, tienes que demostrar cuánto te importa ese sueño y cuán valiente eres para seguir luchando por ello. Sólo aquellos que se atreven a ser valientes y no se rinden son los únicos merecedores de ver cumplidos todos sus sueños, porque luchan para ello, porque se esfuerzan, porque no se rinden y, como recompensa, verán cómo Dios se complace en hacer realidad aquella promesa.

¡Tú puedes ver tus sueños cumplidos, solamente sé valiente y no te rindas!

“Solamente sé fuerte y muy valiente. Cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó. No te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas”. 

Josué 1:7 (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy)

No hay comentarios:

Publicar un comentario