“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne.”
Cantares 2:15
Prestemos atención este pasaje, en medio de todo el contexto de Cantares, cuando las condiciones son perfectas para el amor, cuando ha pasado el invierno, cuando llega la primera y todo comienza a reverdecer, cuando los frutos están maduros y todo parece conjugarse para una armonía perfecta, cuando de pronto..., aparecen las zorras, molestas y perturbadoras, inoportunas, queriendo echar todo a perder.
Así es nuestra vida, unos días estamos bien, felices, y otros andamos amargados, tristes y cariacontecidos, la mayoría de las veces por tonterías. Las preocupaciones y contratiempos, que de pronto aparecen cada día, son como esas pequeñas zorras que quieren destrozar la siembra; entonces nos olvidamos del conjunto de las cosas buenas y de las grandes bendiciones que tenemos y nos concentramos en las pequeñas cosas, en las zorritas, en los detalles, en los inconvenientes, y es ahí donde, sin saber o sin querer, le damos cabida al enemigo para quitarnos el gozo, la paz y la comunión con nuestro amado.
Y como es seguro que no queremos perder esa felicidad de estar en comunión con Dios, felices y gozosos, estas son algunas reflexiones que nos ayudarán a mejorar nuestra vida y por ende, mejorarán nuestro mundo; el mundo que nos rodea depende más de nosotros, personalmente, que de terceras personas y significa que si nosotros cambiamos interiormente, todos los que constituyen nuestro mundo se van a ver afectados positivamente.
La felicidad ni se compra ni se vende, nadie te la da ni te la quita, la felicidad es una elección. Es tu elección; eres tú, únicamente tú, quien decide ser feliz o no ser feliz, porque en la vida siempre hay dos caminos que tomar y sólo depende de ti decidir cuál tomar y asumir las consecuencias de la decisión que tomes. El libre albedrío es un hermoso regalo que nuestro Padre Celestial nos dio y, muchas veces, preferiríamos no tener que tomar ninguna decisión y que fuera Dios mismo quien decidiera por nosotros. Pero alguna vez te has preguntado, ¿qué seriamos los seres humanos si no pudiéramos tomar nuestras propias decisiones?
La vida es más fácil:
Cuando somos flexibles. Es decir, teniendo la capacidad de ceder; no pretendamos tener siempre la razón y endurecernos tercamente frente a las opiniones de los demás. Porque siempre tenemos algo que aprender de cualquier persona.
Cuando somos humildes. Saber cuándo agachar la cabeza, saber reconocer una falta, saber pedir perdón; aceptar que nos equivocamos nos hace mejores personas, más humanos y más sensibles al sentir ajeno, y La Palabra de Dios dice que quien se humilla será exaltado; Jesús nos enseñó esta gran virtud cuando nos enseñó a poner la otra mejilla. Ser humilde nos libera de la pesada carga del orgullo, pues Dios no escucha a los orgullosos, sino a los humildes.
Cuando no nos olvidamos que las rosas tienen espinas. Por bonita que sea una rosa, por buena que sea una persona, un trabajo, un proyecto, una situación, siempre va a tener inconvenientes. Esas son las espinas de la vida, y no olvidemos que al igual que la rosa, que se marchita y su vida es corta, todo en este mundo es temporal y también tendrá un final. Todo lo que comienza, termina; el ciclo de la vida es nacer, crecer, reproducirse y morir, y no importa cómo uno se muera, lo importante es cómo vive su vida.
Ata y echa fuera de ti todo temor. Porque Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino que nos adoptó con espíritu de amor y de poder. El verdadero amor echa fuera todo temor.
Ama incondicionalmente. Como Jesucristo nos amó.Todos somos parte de esta gran familia humana y todos merecen nuestro perdón y el perdón de Dios.
No te cargues inútilmente. Suelta tu carga y déjale al Señor, todas tus preocupaciones y cargas. Confía en Él de todo corazón y espera siempre en Él.
Para de quejarte. Si supiéramos cuanta energía mental, física y espiritual echamos a la basura, si supiéramos cuánta desperdiciamos y nos intoxicamos con la química que produce, haríamos el propósito de no volvernos a quejar POR NADA. Porque todo tiene su razón de ser, sea bueno o sea malo, sea bonito o sea feo…nada sucede por casualidad. Si con nuestras quejas pudiéramos cambiar el mundo, ¿no crees que este ya sería un lugar mejor para vivir?
Recibe y disfruta los regalos que Dios nos da cada mañana. O lo que es lo mismo, la Salvación, los frutos del Espíritu Santo, pasando por cada amanecer, el sol, la luna, el día, la noche, la lluvia, la familia, los amigos, etc. Disfruta, gózate en el Señor, porque Él hace nuevos días cada mañana.
MEJORA TU VIDA, embellécela interior y
exteriormente y tu mundo también mejorará.
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