Estamos acostumbrados a preguntar y pedir explicaciones cuando no entendemos algo que está sucediendo; querríamos saber siempre qué va a pasar y cuándo para poder creerlo; se nos hace difícil confiar cuando no tenemos el itinerario de las cosas que Dios está haciendo, y es que en ocasiones quisiéramos saber más de lo que Dios nos permite saber.
Saber qué es lo que Dios quiere produce confianza, pero no saber lo que quiere o lo que está haciendo es lo que alimenta nuestra fe. Así es, suena algo contradictorio, pero en Dios las cosas no son como las pinta el mundo. Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver. Hebreos 11:1 (Traducción en Lenguaje Actual)
Es un verdadero reto creer en algo que no podemos ver, llamar a las cosas como son antes de que sean, mantener la calma cuando parece que estamos en medio de la peor tormenta. Todo es difícil, y que alguien ajeno a tu situación te lo diga, te hace pensar que se dice fácil, y que hay que estar en el lugar de la otra persona para entenderla; todos pensamos así en algún momento, pero a todos nos entiende Dios a la perfección, pues Él conoce hasta el ultimo rincón del corazón.
Tal vez, en medio del dolor de tu espera has llegado a dudar, a desesperarte, a preguntarte ¿cuándo será el día que Dios te responderá?, o ¿por qué será que a veces hace esperar más de lo que quisiéramos? En muchas historias de la Biblia, con cada promesa que Dios hacia a David, Moisés, Abraham, había un tiempo de espera; Dios hablaba y pasaban años para que aquellas palabras se cumplieran; ese tiempo de “espera” no era más que PREPARACIÓN. Ellos estaban esperando, pero Dios, con su plan perfecto, les estaba preparando para recibir esa promesa.
Tu espera, eso que algunos días ves con desesperación, dolor, preocupación, produce momentos de preparación para poder llegar al siguiente nivel de tu vida; si estás esperando, es porque el proceso ya ha comenzado, tú estás siendo preparado, y en medio de esa espera Dios está obrando. No dudes más; no por no ver a Dios cómo hace las cosas quiere decir que no las esté haciendo, simplemente está preparándote para poder entregarte la respuesta.
Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento. Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. Hebreos 6:17,18 (Nueva Versión Internacional)
No siempre podremos ver qué es lo que Dios está haciendo, pero eso no quiere decir que no esté tomando cartas en el asunto sobre nuestra situación. No podemos esperar que Dios nos diga qué está haciendo a cada paso, pero sí debemos confiar en que su obra no se detiene. Él trabaja en todo momento, te prepara para el cumplimiento y, entonces, te entrega el resultado.
¿Qué esperar mientras Dios está en silencio? Espera a que Dios termine de prepararte, pues Él no necesita tiempo para responderte, eres tú quien necesitas tiempo para prepararte y recibir ese gran cumplimiento.
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