sábado, 19 de enero de 2013

El poder de la mente - Devocionales, Meditaciones - vídeo

poder de la mente
Cita bíblica: Romanos 8.5-9
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 
8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 
8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 
8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 
8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 
Infinidad de veces hemos escuchado que el poder del ser humano no se encuentra en la fuerza, sino que radica en la mente, ya que a través de ella el hombre puede desarrollar infinidad de proyectos o sueños. La mente viene siendo como un laboratorio donde se maquinan o desarrollan excelentes ideas, que al concretarlas producen una gran satisfacción; pero también puede suceder lo contrario, donde se incuben cosas negativas que propicien que la persona perturbada llegue a cometer acciones malas, en contra de otras personas o de una sociedad en conjunto; en cierta ocasión pude leer la siguiente frase que encierra una gran verdad "EL QUE DOMINA LA MENTE, LO DOMINA TODO"; efectivamente, así es, ya que todo lo bueno o lo malo que nosotros hagamos, primero tiene que pasar por un proceso mental para luego llevarlo a cabo. En este mismo libro, en el capítulo 10 y verso 9 dice: "Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón"; entendiendo, por ello, que el poder está depositado en la palabra, es decir, lo que tú declaras es lo que en verdad sientes o piensas; y cuando se refiere al corazón está haciendo mención de la mente. 
Déjame explicártelo de esta forma: palabra (poder), boca (declaración), corazón (mente)…Todo el poder radica en tu mente, y con tu boca lo manifiestas o lo expresas, por lo tanto, debes tener mucho cuidado con lo que declaras, ya que recuerda que tanto el creyente como el no creyente de la fe cristiana al hablar mueve el mundo espiritual, lo que hace que se activen ciertos factores propicios o no propicios para su vida o la de los demás, por ejemplo: cuando un padre reprende a un hijo por algo que ha hecho mal, y en su coraje le llama "un inútil, burro, no sirves para nada"; o bien un esposo trata a su esposa como si se tratara de un empleado y le insulta y agrede de manera verbal, diciéndole "eres una tonta, nada de lo que haces lo haces bien, tú naciste sólo para fracasar ya que todo lo que intentas nada te resulta"... en fin, en apariencia solamente está descargando su coraje; lo que no sabe es que en el mundo espiritual está haciendo que esa persona sea atada, marcada o sellada y en verdad se desate una serie de maldiciones en contra de su persona; que todo aquello que le dijeron quedó registrado en su mente y en su momento producirá un efecto devastador, lo que hará que ese niño o niña crezca con una idea fija: la del FRACASO.
Todo lo contrario sucederá cuando a un hijo o hija le decimos palabras positivas y alentamos a ser cada día mejor, por ejemplo: "Hijo yo sé que tú naciste para ser un triunfador, que todas las metas que te propongas las alcanzarás, porque tienes un potencial enorme, y que en los momentos difíciles siempre encontrarás la salida". Y a la esposa: "A ti, mujer, te amo por todo lo que tú eres, porque tienes una enorme capacidad que Dios ha depositado en ti, eres inteligente, triunfadora y con un potencial inigualable". Por el sólo hecho de hablarle así a una persona, estamos elevando su autoestima, estamos creando seres humanos seguros, triunfadores, que no tienen temor al fracaso, porque están convencidos de que ante la caída siempre habrá un levantarse victorioso, porque eso es lo que está registrado en su mente: TRIUNFO.
Mi amigo y hermano, ahora que has entendido la diferencia que existe entre una forma y otra de expresarte te pido por favor, que no ates a una persona en maldición, y tampoco profieras una palabra de la cual tengas que arrepentirte mañana. Mejor desata palabras de bendición sobre los tuyos o cualquier persona; el día de mañana te traerá una gran satisfacción y agradecimiento de aquellos a los cuales tú bendijiste.
“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata y sus frutos más que el oro fino”
Proverbios 3.13-14

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