José, después de haber interpretado atinadamente los sueños del copero y el panadero, esperaba salir en libertad, pero no fue así. Tuvieron que pasar un par de años más para que fuese llevado ante el faraón. Durante ese tiempo, seguramente hubo en su corazón preguntas como, ¿por qué estoy en prisión si sólo he obedecido a DIOS?, ¿por qué mis sueños cada vez parecen más distantes?, ¿acaso DIOS se olvidó de mí? Pero al final el Señor le llevó de la cárcel al palacio para ser segundo del faraón (Génesis 41), salvar a su familia y así cumplir el sueño que le había sido dado por DIOS.
Después de que el Señor Jesús entregó Su cuerpo en la Cruz, éste fue puesto en una tumba. Asimismo se derrumbaron todas las expectativas y la esperanza de los apóstoles, pues estos se escondieron. Pero al tercer día Jesucristo se levantó de los muertos.
Cuando no exista claridad en tu vida, recuerda las promesas y palabras que DIOS ha hablado a tu vida y échales tu ancla. Y así como a muchos antes que a ti, el Señor recompensará tu espera y fidelidad con lo mejor.
Cuando falte claridad en tu vida, acércate de todo corazón a Jesús y Él te permitirá escuchar su dulce voz dándote claridad.
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