Santa vive en el Polo Norte… Jesús está en todos lados.
Santa viaja en un trineo… Jesús viaja en el viento y camina sobre el agua.
Santa viene una vez al año… Jesús es una ayuda siempre presente.
Santa llena nuestros calcetines con golosinas… Jesús suple todas nuestras necesidades.
Santa baja por nuestra chimenea sin ser invitado… Jesús está a la puerta, llama y sólo entra a nuestro corazón cuando es invitado.
Tenemos que hacer fila para ver a Santa… Jesús está tan cerca como la mención de su nombre.
Santa nos permite sentarnos en sus piernas… Jesús nos deja descansar en sus brazos.
Santa no sabe nuestro nombre; todo lo que puede decirle al niño o niña es “¿Cómo te llamas?”… Jesús sabía nuestro nombre antes que nosotros y no sólo sabe eso, sino también nuestra dirección, nuestra historia y futuro y aún sabe cuántos cabellos hay en nuestra cabeza.
Santa tiene una barriga como un tazón lleno de gelatina… Jesús tiene un corazón lleno de amor.
Todo lo que Santa puede ofrecer es jo, jo, jo… Jesús ofrece salud, ayuda y esperanza.
Santa dice: “No debes llorar”… Jesús dice: “Echen sobre mí sus cuitas porque yo tengo cuidado de ustedes”.
Los ayudantes de Santa fabrican juguetes… Jesús nos da nueva vida, sana corazones heridos, repara hogares destruidos y construye mansiones.
Santa podrá hacernos reír pero… Jesús nos da gozo, que es nuestra fortaleza.
Mientras que Santa coloca regalos bajo nuestro árbol… Jesús vino para ser nuestro regalo y murió sobre un madero.
Resulta obvio que realmente no hay comparación. Necesitamos recordar de Quién trata la Navidad y colocar nuevamente a Cristo en ella. Él sigue siendo nuestra razón de ser.
Sí, Jesús es mejor, es mejor que Santa Claus.
Santa viaja en un trineo… Jesús viaja en el viento y camina sobre el agua.
Santa viene una vez al año… Jesús es una ayuda siempre presente.
Santa llena nuestros calcetines con golosinas… Jesús suple todas nuestras necesidades.
Santa baja por nuestra chimenea sin ser invitado… Jesús está a la puerta, llama y sólo entra a nuestro corazón cuando es invitado.
Tenemos que hacer fila para ver a Santa… Jesús está tan cerca como la mención de su nombre.
Santa nos permite sentarnos en sus piernas… Jesús nos deja descansar en sus brazos.
Santa no sabe nuestro nombre; todo lo que puede decirle al niño o niña es “¿Cómo te llamas?”… Jesús sabía nuestro nombre antes que nosotros y no sólo sabe eso, sino también nuestra dirección, nuestra historia y futuro y aún sabe cuántos cabellos hay en nuestra cabeza.
Santa tiene una barriga como un tazón lleno de gelatina… Jesús tiene un corazón lleno de amor.
Todo lo que Santa puede ofrecer es jo, jo, jo… Jesús ofrece salud, ayuda y esperanza.
Santa dice: “No debes llorar”… Jesús dice: “Echen sobre mí sus cuitas porque yo tengo cuidado de ustedes”.
Los ayudantes de Santa fabrican juguetes… Jesús nos da nueva vida, sana corazones heridos, repara hogares destruidos y construye mansiones.
Santa podrá hacernos reír pero… Jesús nos da gozo, que es nuestra fortaleza.
Mientras que Santa coloca regalos bajo nuestro árbol… Jesús vino para ser nuestro regalo y murió sobre un madero.
Resulta obvio que realmente no hay comparación. Necesitamos recordar de Quién trata la Navidad y colocar nuevamente a Cristo en ella. Él sigue siendo nuestra razón de ser.
Sí, Jesús es mejor, es mejor que Santa Claus.
Algunos de ustedes se preguntarán para qué siquiera hacer una comparación entre el Salvador y un personaje que, a pesar de tener sus orígenes en la historia de la Iglesia, ha llegado a ser desfigurado y mitificado por escritores e intereses comerciales. Y la verdad es que no la hay en realidad. Ojalá que esto les sirva de munición adicional para afirmar una y otra vez la verdadera razón de la Navidad. Aunque esta postura no sea nada más que políticamente incorrecta a día de hoy, pues enfrenta a poderosos intereses económicos… ¡continúa siendo la mismísima verdad! Adelante y disfrutemos de la Navidad con Jesús.
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