martes, 11 de diciembre de 2012

Lucha Diaria - Devocional

Todos los que hemos recibido el amor de Dios en nuestra vida y que ahora vivimos para Él, debemos ser conscientes que nos encontramos en una lucha diaria.
Todos los días libramos una batalla en nuestra vida entre querer agradar a Dios y entre querer satisfacer nuestros instintos pecaminosos, sean estos de cualquier tipo.
Aquel que no sea consciente de esto o que no le ponga el debido cuidado que se merece, se encontrará fácilmente con tentaciones de todo tipo que poco a poco le querrán inducir al error.
La Biblia dice: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quien devorar.” 1 Pedro 5:8 (Nueva Traducción Viviente).
No importa lo fuerte que creas que eres, ni la enorme capacidad que creas tener para poder resistir al enemigo; no se trata de ti, ni de lo bueno que seas para esto o aquello, se trata de que, al igual que todos los humanos, eres de carne y hueso y con una naturaleza que te lleva fácilmente a pecar. Por esa razón el Apóstol Pedro nos recomienda: “¡Estén alerta!”, y eso nos debería hacer pensar que en cualquier momento el enemigo puede lanzar sobre nuestra vida uno de sus ataques para hacernos caer.
Por esa razón también la Biblia nos dice: “Por eso, que nadie se sienta seguro de que no va a pecar, pues puede ser el primero en hacerlo.” 1 Corintios 10:12 (Traducción en lenguaje actual). Este mismo pasaje bíblico en otra versión dice:“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” 1 Corintios 10:12 (Reina-Valera 1960).
No se trata de creerse muy fuerte ante el pecado y por esa razón no prestarle el adecuado cuidado a él; en la Biblia leemos que Dios nos motiva a huir del pecado, a alejarnos de él y no a buscarlo: “No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él.” 2 Timoteo 2:22 (Traducción en lenguaje actual).
Puede que hayas andado detrás del pecado, te has creído lo suficientemente fuerte y has estado en lugares que tú muy bien sabes que no deberías estar en ellos.
Quizá has estado jugando, poco a poco, con fuego sin quemarte y eso te ha hecho creer que el pecado no puede contigo, sin embargo, sin que te des cuenta, poco a poco estás siendo arrastrado al campo de batalla del enemigo, en donde te querrá rodear y cuando lance su ataque final te querrá herir de muerte.
No permitas que el enemigo te engañe haciéndote creer muy fuerte. Tú y yo somos vulnerables, tenemos una tendencia a pecar y por muy fuertes que creamos que somos, podemos caer en cualquier momento. Por esa razón la Biblia nos aconseja: “Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” Santiago 4:7 (Nueva Traducción Viviente). Humillarse delante de Dios tiene que ver con reconocer nuestra debilidad al pecado y nuestra dependencia total de Dios.
¿Quieres ser fuerte realmente ante el pecado? Entonces humíllate delante de Dios, obedece a su Palabra y si su Palabra te motiva a huir de todo aquello que te incita a pecar, entonces...¡hazlo! Humillarse delante de Dios tiene que ver con buscar agradarle a Él cada día, reconocer nuestra necesidad de Él y reconocer que sin Él nada somos, que todas nuestras capacidades provienen de Él y por lo tanto le debemos todo.
No juegues con fuego, no creas que siempre tendrás la capacidad de parar en el momento que quieras, ¿Qué tal si un día esa capacidad de la que tanto te jactas te falla?; no permitas que el enemigo te saque ventaja, al contrario, sácale ventaja tú, buscando a Dios y huyendo, alejándote de todo aquello que te quiera llevar a pecar.

¡Dios busca gente determinada a huir del pecado y acercarse a Él!

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