sábado, 15 de diciembre de 2012

Amor del Corazón - Reflexiones

Hoy día las aventuras amorosas no son inusuales entre jóvenes adolescentes. No es particularmente sorprendente que dichas aventuras amorosas terminen por una u otra causa. Normalmente los adolescentes sobrepasan el dolor de una relación acabada y descubren que hay otros peces en el mar.
Esta típica norma, comenzó cuando Felipe Garza comenzó a salir con Ana Freire. Felipe y Ana salieron juntos hasta que Ana enfrió el romance y comenzó a salir con otros muchachos.
Un día, Ana se doblaba de dolor. Los médicos enseguida descubrieron que Ana se estaba muriendo de una enfermedad degenerativa del corazón y necesitaba un trasplante desesperadamente. Felipe se enteró de la condición de Ana y le dijo a su mamá: Voy a morir y le daré mi corazón a mi novia. Los muchachos dicen cosas tan irracionales como ésta de vez en cuando.
Después de todo, Felipe aparentaba estar en perfectas condiciones de salud. Tres semanas después, Felipe despertó una mañana y se quejó de dolor en el lado izquierdo de su cabeza.
Comenzó a perder el aliento y a no poder caminar. Fue llevado al hospital donde se descubrió que una vena de su cerebro había explotado, causándole la muerte cerebral. La súbita muerte de Felipe desconcertó a sus médicos. Mientras permanecía con el respirador artificial, su familia decidió permitir a los cirujanos quitarle el corazón para Ana y sus riñones y ojos para otros que necesitasen estos órganos.
Ana recibió, entonces, el corazón de Felipe. Después del trasplante, el padre de Ana le contó que Felipe había estado enfermo tres meses antes de morir. Dijo: Donó sus riñones y sus ojos. Hubo una pausa y Ana dijo: "Y yo tengo su corazón".
Su padre le dijo: Sí, esto fue lo que él y su familia deseaban. La expresión de ella cambió un poquito. Le preguntó entonces a su padre quién lo sabía. Él le dijo: Todos. Nada más se dijo.
Varios días después, un cortejo fúnebre parecía comenzar a moverse entre los huertos y campos de Llanes, Asturias. La procesión era tan larga que parecía la de un príncipe, pero era la de Felipe. Su única pretensión fueron su amor y su corazón.
Es inolvidable cuando una persona ofrenda su vida para que alguien a quien ama pueda vivir. Sería inolvidable si usted hubiese recibido un nuevo y saludable corazón de alguien que le amara más de lo que usted pudiese apreciar.
Cada instante de su vida sería un tributo hacia aquél que le amó tanto como para dar su vida por usted…
Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

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