Ignorar la importancia del Espíritu Santo en la vida del cristiano es el peor error que se puede cometer. La verdad es que sin el Espíritu Santo no podríamos hacer nada. El Espíritu Santo es nuestro compañero de viaje; es el que convence al mundo del pecado, de la justicia y del juicio; es el que nos unge para ser testigos de Cristo con poder y autoridad; es el que nos marca como hijos de Dios y nos da la seguridad de serlo; es el que nos da vida y nos hace ser instrumentos de vida; es el que da testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios; es el que nos enseña la verdad del Padre; es el que nos recuerda las palabras de Jesús y nos guía para no desviarnos de la voluntad de Dios; es el que trae paz a nuestro corazón y nos hace estar seguros de la fiabilidad de la vida eterna; es el que nos consuela mientras esperamos el día en que podamos ver la gloria de Cristo.
¿Entiende la inmensa necesidad que tenemos del Espíritu Santo? ¿Se da cuenta de por qué no debe ignorar lo que Él representa para todos nosotros? La verdad es que su mano siempre ha estado allí, aunque nosotros no la hemos sabido apreciar como corresponde: cuando usted observa los cambios que ha tenido su vida cristiana desde el momento en que recibió a Cristo en su corazón hasta hoy, no puede dejar de prestar atención a la obra que Dios ha empezado a hacer en usted: cambios en el comportamiento, cambios en la forma de pensar, cambios en la concepción de la vida, alegría en lugar de luto, un corazón sanado de toda herida, una luz que alumbró su vida cuando estaba en un momento de desesperación y oscuridad absoluta. El Espíritu Santo es como ríos de agua viva que corren interiormente para salvar la vida de muchas personas; el Espíritu Santo es el agua que ha sanado sus heridas y saciado su sed, es el que ha tocado su vida y lo ha unido a Dios llenando su corazón de un completo y sincero estado de plenitud y paz.
No estamos solos en el mundo, no tenemos que luchar como si lo estuviéramos; el Espíritu Santo nos guía a toda verdad.
Preste atención a algunas frases que nuestro Señor Jesucristo explica respecto del Espíritu Santo:
1. Es el Consolador que estará con nosotros para siempre.
Dios ya había consolado al mundo cuando envió a su Hijo, pero Él debía cumplir la misión que su Padre le había encomendado y eso implicaba que tenía que morir y resucitar, y no podía permanecer en esta tierra con nosotros. Sin embargo, el Padre no nos dejó solos a nosotros sino que nos envió a su Espíritu Santo. A diferencia de Jesús, el Espíritu Santo no se puede ver pero su presencia es real y viva en medio de nosotros y en nosotros.
2. Es el Espíritu de verdad.
Todos los seres humanos buscamos una verdad. La mayoría la buscan de la manera en que más convenga a sus propios deseos y expectativas. Sin embargo Dios, el Padre. ha dado su Espíritu de verdad quien nos guía a toda verdad. El Espíritu Santo es la luz que ilumina nuestros pasos y nos enseña lo que nosotros no conocemos.
3. El mundo no lo puede recibir porque no le conoce.
El mundo no puede recibir al Espíritu Santo. Aquéllos que tienen su mente puesta en las cosas de este mundo y en buscar su propia gloria y satisfacción no pueden entender la verdad de Dios y su Espíritu, por lo tanto no puede habitar en ellos. Solo un corazón limpio por la verdad de Jesús se convierte en un recipiente en el cual Dios puede depositar su Espíritu.
4. Mora con nosotros y está en nosotros.
Jesús les dijo a los discípulos “estará en vosotros”, porque aún el Espíritu Santo no los había llenado el día de Pentecostés; pero ahora esta promesa es real para nosotros: No sólo el Espíritu Santo está en medio de nosotros, sino que está en nosotros mismos.
5. Es enviado en el nombre de Jesús.
¡Que nadie te engañe! Todo aquel que niegue la divinidad y obra de Jesús no tiene la verdad en él. El Espíritu Santo es enviado en el nombre de Jesús y da testimonio de que Él es el Cristo, el Salvador, el Hijo de Dios. Él es el Espíritu de verdad y por eso nos guía siempre en la verdad de Cristo Jesús. No escuchemos ninguna voz que diga lo contrario.
6. Nos enseña todas las cosas.
El Espíritu Santo es nuestro maestro y nuestro guía. Él nos revela la verdad de Dios, cosas grandes y ocultas que no conocíamos. Él nos enseña la verdad escondida para que los humildes de corazón la entiendan. Él nos revela el tesoro escondido para que sólo los de mente como la de los niños lo puedan encontrar.
7. Nos recuerda las palabras de Jesús.
El Espíritu Santo nos redarguye trayendo a nuestra mente las palabras de Jesús. Jesús es el buen pastor, y el que escucha sus palabras y las pone en práctica tiene vida en abundancia. El Espíritu Santo es el Espíritu de vida; por eso Él nos guía a recordar la verdad de Dios proclamada a través de su Hijo Amado.
Entonces: El Espíritu Santo es el Consolador que el Padre ha enviado para que esté con nosotros para siempre. Es el Espíritu de verdad que el mundo no conoce pero que mora con todo aquel que ama a Dios y está en su ser. Fue enviado en el nombre de Jesús para enseñarnos todas las cosas y recordarnos su palabra.
¿Hay una condición para recibir el mejor regalo del Universo? Solo una:
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