martes, 6 de noviembre de 2012

Dios también disciplina - Devocional

Yo soy un fiel defensor de que Dios es puro amor y misericordia, pero eso no significa que en un momento determinado ese mismo Dios lleno de Amor, precisamente por el mismo amor que nos tiene, nos discipline.
La Biblia dice: “Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni te enojes cuando te corrige. Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite.” Proverbios 3:11-12 (Nueva Traducción Viviente). En pocas palabras, Dios también puede corregirte y esa corrección a veces puede ser dolorosa y puede causar que nos enojemos o que la rechacemos, pero si Dios nos va a disciplinar o a corregir siempre será por nuestro bien.
Tengo dos hijos, Valentina de un año y cuatro meses y Uziel de cuatro años y cuatro meses. Uziel se porta muy bien, su comportamiento es ejemplar pero, a pesar de su buen comportamiento, a veces he tenido que disciplinarle, quizá no con golpes o varas, pero sí con ciertas prohibiciones que me han dolido en el corazón hacerlo, pero que lo he soportado por amor a él para que sea un hombre de bien en el futuro.
No voy a dudar de que siempre que corrijo a mis hijos en algo me duele el corazón como no tienen ni idea, Les amo tanto que no querría tomar ciertas decisiones, pero comprendo, al mismo tiempo, que si no lo hago, lejos de hacerles un bien les haré un mal y no estaré cumpliendo con mi papel de padre. Así que, aunque me duela y no quiera hacerlo, a veces tengo que disciplinar o corregir a mis hijos; quizá ellos no lo entiendan y lloren en algunas ocasiones, pero sé que ese momento de corrección quedará en sus mentes, para que la próxima vez que hagan algo indebido piensen en la consecuencia que tendrá.
Pienso que a Dios quizá le duela a veces corregirnos de formas que nosotros sentimos que son dolorosas pero, aún con el dolor de su corazón, lo hace porque sabe que es lo mejor para nosotros, porque sabe que hay limites y que esos limites al ser sobrepasados pueden llevarnos a la perdición. Por eso Dios, aunque no quisiera hacerlo, nos corrige o nos disciplina y lo hace por amor, por nuestro bien, por un  futuro mejor para nosotros.
Quizá las últimas semanas has sentido la corrección de Dios en tu vida, quizá ibas por el camino equivocado y has sentido como Dios ha tensado la cuerda con la que te tiene amarrado, para no dejarte ir lejos del limite establecido. Como dice la Palabra:“Con lazos de ternura, con cuerdas de amor, los atraje hacia mí; los acerqué a mis mejillas como si fueran niños de pecho; me incliné a ellos para darles de comer” Oseas 11:4.
Paradójicamente, deberíamos sentirnos contentos cuando Dios nos corrige o nos disciplina, porque cuando lo hace está mostrando su interés por nosotros y nos está preparando para ser mejores hijos de Él.
No te enfades con Dios por su disciplina, no pienses que no te ama sólo porque a veces te corrige, y si la corrección o disciplina del Señor duele, entonces ¡mejor!, porque estoy seguro que la próxima vez que vayas por el camino equivocado recordarás la corrección que recibiste del Señor la última vez que decidiste ir de esa forma.
Si hay alguien que realmente te ama, ese es DIOS, y Él hará cualquier cosa para hacer de ti una persona de bien, un buen hijo de Él.  Para que seas alguien que refleje la imagen de Dios en tu vida, y si lo que se necesita para ello es corrección o disciplina no lo pensara dos veces, lo hará porque, en primer lugar sabe que eres lo suficientemente fuerte para soportarla, y en segundo lugar porque esa disciplina o corrección te hará tanto bien que no volverás a ser el mismo.

¡ACEPTA LA DISCIPLINA DEL SEÑOR TANTO COMO ACEPTAS SU AMOR INCOMPARABLE!

Monterroza

No hay comentarios:

Publicar un comentario