jueves, 18 de octubre de 2012

El por qué de nuestro trabajo… - Reflexión - vídeo

Según cuenta la leyenda, un misionero cayó de un barco mientras navegaba en alta mar y fue arrastrado por el agua hasta la orilla de una remota villa de nativos. Personas de la villa le encontraron, le cuidaron y curaron, ya que estaba casi muerto por la falta de comida y de agua fresca. Vivió entre ellos durante veinte años adaptándose a su estilo de vida y forma de trabajo. No predicó sermones ni tampoco les inculcó su fe.Tampoco les leyó ni recitó las Escrituras.
No obstante, cuando alguien se enfermaba, él se sentaba con el enfermo a veces durante toda la noche.  Cuando estaba hambriento le daba de comer. Cuando se sentía solitario le ofrecía un oído para escucharle.  Enseñó al ignorante y siempre estuvo al lado del que se había equivocado.
Llegó un día en el que los misioneros entraron a esta villa y comenzaron a hablarles a las personas acerca de Jesús.  Después de escuchar su historia, la gente de la villa insistía en que Jesús ya había estado viviendo con ellos durante muchos años. ¡Vengan!, les dijo uno de ellos,¡se lo presentaremos!. Los misioneros fueron conducidos a una cabaña donde se encontraron con un compañero al cual habían perdido hacía mucho tiempo. Le habían encontrado.
El por qué de nuestro trabajo siempre determina cómo vivimos.
Lo que haga un hombre no determina si su trabajo es sagrado o laico, sino el por qué lo hace.
Colosenses 3:23-24
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres… porque a Cristo el Señor servís.

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