sábado, 6 de octubre de 2012

El Ladrillazo - Reflexiones

Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su coche maca Jaguar, último modelo, con precaución en no encontrarse con un chico cruzando la calle sin mirar, y al bajar la velocidad sintió un estruendoso golpe en la puerta. Cuando bajó del vehículo vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, la carrocería y el cristal de la puerta de su lujoso coche.
Atrancó los frenos, dio un brusco giro de 180 grados y regresó a toda velocidad a donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico coche.
Salió del coche de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia otro coche estacionado le gritó vivamente: ¿Qué rayos fue eso?
¿Quién eres tú? ¿Qué crees que haces con mi coche? Y enfurecido, casi echando humo, continuó gritándole al chiquillo: !Es un coche nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte caro! ¿Por qué hiciste eso?
Reflexiones - El Ladrillazo“Por favor, señor, por favor. ¡Lo siento mucho! No sé qué hacer”, suplicó el chiquillo. "Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía".- lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo mientras señalaba hacia alrededor del coche estacionado.
“Es mi hermano”, le dijo. "Se descarriló su sillón de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarle". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo: ¿Puede usted, por favor; ayudarme a sentarle en su silla? Está golpeado y pesa mucho para mí solito. Soy pequeño.
Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó el grueso nudo que se le formó en su garganta.
Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y le sentó en su silla, sacando de nuevo su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y el sucio de las heridas del hermano de aquel chiquillo especial. Después de verificar que se encontraba bien, miró a su hermano, y el chiquillo le dio las gracias con una sonrisa que nadie tiene posibilidad de describir… “DIOS le bendiga, señor…y muchas gracias”, le dijo.
El hombre vio cómo se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermanito hasta llegar a su humilde casa.
El ejecutivo no arregló la puerta del coche, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo para recordarle "no ir por la vida tan deprisa que alguien tuviera que lanzarle un ladrillo para que prestara atención".
DIOS nos susurra en el alma y en el corazón a través de su Espíritu Santo.
Hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.
Escoge: Escucha el susurro… o el ladrillazo.

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