sábado, 1 de septiembre de 2012

Hoy… Temprano Le Hallaré - Preséntate a Dios Temprano

Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. Proverbios 8:17.
La sabiduría ama a los que la aman y busca a los que van en pos de ella.
El que desea ser sabio ya lo es, y podemos decir que casi ha encontrado la sabiduría el que la busca con afán.
Lo que decimos de la sabiduría en general debemos afirmarlo con mayor razón de la sabiduría personificada en Jesucristo.
Debemos amarle y buscarle para que podamos gozar de su amor después de ser hallado.
Nuestra gran preocupación ha de ser buscar a Jesús en la mañana de la vida.
¡Dichosos los jóvenes que pasan sus mañanas al lado de Jesús!
Nunca será demasiado temprano para buscar al Señor Jesús.
Los que de madrugada le buscan, ciertamente le hallarán.
Deberíamos buscarle con diligencia, madrugando.
Los comerciantes que prosperan son madrugadores, y los santos cuya alma prospera buscan con afán a Jesús.
Quienes buscan a Jesús para enriquecerse ponen todo su corazón en buscarle. Primero hemos de buscar de madrugada a Jesús.
Ante todo a Jesús; Él es el primero y el último.
La bendición está en haberle hallado.
Cuando le buscamos se revela con mayor claridad y se entrega más completamente a nosotros.
Dichoso el hombre que busca a Aquél que, una vez hallado, mora con Él para siempre. Entonces será para su corazón y su alma un tesoro cada vez más precioso.
Hoy temprano le hallaré porque así Él me lo promete.
Señor Jesús, te he hallado; sé Tú mi alegría y mi suprema satisfacción. Amén.

Preséntate ante Dios desde temprano, entrégale todo y cuánto tengas que hacer, deja que él tome el control de tu día.
Salmo 84
1 ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehovah de los Ejércitos!
2 Mi alma anhela y aún desea ardientemente los atrios de Jehovah. Mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo.
3 Hasta el pajarito halla una casa, y la golondrina un nido para sí, donde poner sus polluelos cerca de tus altares, oh Jehovah de los Ejércitos, ¡Rey mío y Dios mío!
4 ¡Bienaventurados los que habitan en tu casa! Continuamente te alabarán. (Selah)
5 ¡Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, y en cuyo corazón están tus caminos!
6 Cuando pasan por el valle de lágrimas, lo convierten en manantial. También la lluvia temprana lo cubre de bendición.
7 Irán de poder en poder, y verán a Dios en Sion.
8 Oh Jehovah Dios de los Ejércitos, oye mi oración. Escucha, oh Dios de Jacob. (Selah)
9 Mira, oh Dios, escudo nuestro; pon tu vista en el rostro de tu ungido.
10 Porque mejor es un día en tus atrios, que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios, que habitar en moradas de impiedad.
11 Porque sol y escudo es Jehovah Dios; gracia y gloria dará Jehovah. No privará del bien a los que andan en integridad.
12 Oh Jehovah de los Ejércitos, ¡bienaventurado el hombre que confía en ti!


No hay comentarios:

Publicar un comentario