Los exámenes en nuestra vida escolar y/o nuestra vida universitaria tenían un solo fin, el de evaluar nuestro avance. Preguntémonos que recordamos de nuestro último examen que tuvimos y qué pensábamos del resultado, si salimos aprobados o no.
También es necesario que hagamos una evaluación de nuestra vida espiritual, que nos va a permitir el desarrollo de ella en nuestras diversas etapas.
2 Corintios 13:5
“Examínense ustedes mismos y vean si permanecen en la fe; pónganse a prueba ustedes mismos. ¿O acaso ustedes mismos no se conocen? ¿Acaso no saben que Jesucristo está en ustedes? ¡A menos que no hayan pasado la prueba!”
DESARROLLO
I.- PARA DEJAR DE HACER LO MALO
2 Corintios 13:8
“Nosotros nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad.”
Pablo, en esta afirmación de que no podemos hacer nada contra la verdad, sino a favor de la verdad, está diciendo a la Iglesia de los Corintios que él jamás podría actuar de forma contraria al evangelio o sus implicaciones. En otras palabras, el deseo de Pablo como parte de esta evaluación, es querer que los corintios eviten pecar y que sus relaciones con el Señor sean mejores.
Al evaluarnos nosotros teniendo como punto de partida la Palabra de Dios, vamos a poder darnos cuenta de cada acción que nos esté llevando a pecar y poder así pedirle perdón a Dios y dejar de hacer lo malo, de pecar.
II.- PARA QUE LA PALABRA NOS SIRVA DE ADVERTENCIA
Dios espera que las orientaciones bíblicas nos sirvan como criterios de referencia para nuestro crecimiento espiritual. Y para ello debemos de tomar en consideración:
A.- Debemos de reconocer los aspectos positivos (fortalezas) como los negativos (debilidades).
Una persona que quiera alcanzar el éxito en su vida va depender mucho, en gran medida, de la forma en que identifique la representación de cada aspecto en su vida.
También es importante analizar que tal vez lo que tú crees que es una debilidad puede que sea más una fortaleza y viceversa. Por lo tanto es recomendable que esas “Fortalezas y Debilidades de una Persona“ sean probadas de manera consciente.
B.- Es necesario considerar dos elementos equilibradamente.
Estos son los procesos y los resultados.
i.- Los Procesos
Son las acciones que tomamos para actuar en una circunstancia específica.
Proverbios 9:9
“Dale al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.”
Todo acto que hagamos en nuestra vida vamos a hacerlo de 2 formas: sabia o neciamente.
Y para que nuestras acciones sean hechas sabiamente tenemos que considerar algo muy importante: que la acción comienza solamente cuando conocemos y caminamos de la mano de Dios. No podemos actuar de forma sabia si no conocemos de Dios y mucho menos si no estamos caminando de la mano de Dios.
Si realmente queremos actuar cada vez más con sabiduría y equivocarnos menos en las decisiones que tomemos, entonces debemos conocer más de Dios.
ii.- Los Resultados
1.- Las personas que nos rodean verán el Poder de Dios a través de nuestra persona. Cómo Dios cambia a un adicto, alcohólico, mujeriego, ludópata, etc. en una persona de provecho, digna, trabajadora etc.
2.- Las personas que nos rodean verán el amor de Dios a través de nosotros, que se manifestará por la fidelidad y obediencia a sus mandatos.
3- Las personas que nos rodean verán que su comportamiento puede ser transformado con sólo amar a Dios.
III.- PARA CRECER EN AMOR Y BUENAS OBRAS
La obediencia a evaluarnos bajo la perspectiva de la Palabra de Dios nos va a mostrar el amor que tenemos a Dios.
En este proceso vamos a darnos cuenta que el deseo de Dios es que crezcamos cada día.
Efesios 4:13-16
“hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios; hasta que lleguemos a ser un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, arrastrados para todos lados por todo viento de doctrina, por los engaños de aquellos que emplean con astucia artimañas engañosas, sino para que profesemos la verdad en amor y crezcamos en todo en Cristo, que es la cabeza, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
A.- ¿Qué debemos de evaluar?
Debemos evaluar las tres áreas de nuestra vida: Vida Personal, Vida Familiar, y Vida Ministerial.
1.- Vida Personal
Nuestra relación con Dios,
Nuestra relación conmigo mismo,
Nuestra relación con nuestro prójimo.
2.- Vida Familiar
Mi cónyuge,
Mis hijos,
Mis Padres,
Mis Hermanos.
3.- Vida Ministerial
Asisto a la Iglesia,
Estoy acudiendo a los estudios de los miércoles para aprender más del Señor,
Estoy sirviendo y como lo estoy haciendo,
Estoy diezmando.
B. ¿Qué pasos debo hacer para esta evaluación?
1.- Reconocer el nivel que nos encontramos.
Si no sabes dónde estás tampoco sabrás cuánto has avanzado ni cuánto te falta para cumplir lo que dice Efesios 4:13-16
2.- Determinar un plan de acción.
Ya que si no sabemos qué pasos dar nunca podremos avanzar en lograr lo que deseamos.
3.- Disciplinarnos en el plan que hayamos determinado.
La disciplina es la clave para lograr lo que hemos determinado hacer.
4.- Decidir levantarnos si hemos caído.
El fracaso es fracaso cuando no intentamos hacerlo de nuevo y nos quedamos en el suelo. El éxito es el resultado de perseverar en lograr la meta cuando se fracasa varias veces en el intento.
CONCLUSIÓN
Cuando nos evaluamos podremos saber cuánto hemos avanzado en el mandato bíblico:
Deuteronomio 10:12-13
“… ¿qué pide de ustedes el Señor su Dios? Solamente que lo honren y sigan todos sus caminos; que lo amen y lo adoren con todo su corazón y con toda su alma, y que cumplan sus mandamientos y sus leyes, para que les vaya bien.”
Si tememos a Dios y andamos en todos sus caminos.
Si le amamos y le servimos con todo el corazón y alma.
Si estamos guardando sus mandamientos.
Y si así lo hacemos podremos decir que tendremos como resultado la prosperidad que tanto ansiamos cada uno.
Autor: José Antonio Aparicio R.
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