—Dame un poco de agua.
Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió:
Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió:
—¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?
—Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado agua que da vida.
—Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado agua que da vida.
Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna”
Juan 4:7-14
Reflexión - Sed
Cuentan que una vez un hombre viajaba por el océano y su barco se hundió, quedó a la deriva durante varios días antes de que milagrosamente fuera encontrado por un bote pesquero. Al recuperarse de sus pésimas condiciones físicas, contó el peor error que había cometido: sintiendo una sed desesperante bebía agua salada y, por la sal contenida en la misma, lejos de saciarse, sentía más sed e introducía sal y arena a su cuerpo que lo deshidrataba más y más.
Muchas veces cuando sentimos sed de amor, cariño, comprensión, verdad o atención, buscamos el refresco en cosas que, lejos de saciarnos, nos dejan aún peor que antes. Así, el solitario se refugia en otro más solitario; el falto de amor lo busca en los placeres y la vida desenfrenada; el incomprendido se refugia en vicios y mal carácter para llamar la atención.
Es hora ya de que dejes de llenar tu cuerpo de agua salada. Jesús dijo: “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Juan 4:14.
Así que no busques más saciar tu sed, sea como sea, en las cosas de este mundo. El único que puede saciarte es tu amigo y creador Jesús. Haz la prueba, no cuesta nada ¡¡¡y lo ganas todo!!!
Arturo Quirós
Juan 6:35
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
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