lunes, 6 de agosto de 2012

Humor sano - "Nuestro pan diario"

Abraham LIncoln afrontó enormes presiones cuando era presidente durante la guerra civil norteamericana. Sin humor es seguro dudar que hubiera podido soportar la presión. Cuando las emociones se exacerbaban en las reuniones de gabinete, a menudo, contaba una historia jocosa para rebajar la tensión. Reírse de sí mismo le impedía volverse defensivo. Y una buena historia con un punto fuerte, a veces, le hacía ganar un acólito.
La espontaneidad del humor refleja la manera en que Dios creó al hombre. Es beneficioso tanto física como emocionalmente. La risa puede impedir que una situación tensa acabe en palabras amargas o en resentimientos.
Aunque Jesús era "varón de dolores y experimentado en aflicción" (Isaías 53:3), es creíble que se riera a menudo. A veces Jesús usaba el humor para enseñar algo. ¡Imagínate un camello  tratando de escurrirse por el ojo de una aguja! (Mateo 19:24).
Pero  también existe un lado oscuro en el humor. Pablo lo llamó "chistes groseros", y dijo que no deben tener lugar en la vida del creyente (Efesios 5:4). Estos chistes deshonran, denigran y contaminan a los que los usan y a quienes los escuchan.
Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse ninguna clase de impureza o de avaricia...Tampoco conversaciones necias ni chistes groseros (Efesios 5:3-4)
Entonces, ¿de qué nos reímos? ¿Qué clases de historias nos contamos unos a otros? ¿Se reiría Jesús con nosotros? Yo creo que sí... siempre que el humor sea sano.


REÍRSE ES SER PLENAMENTE HUMANO

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