La gente es muy inconstante. Ahora son de una manera y de repente son de otra. Un día son tus amigos y el año siguiente no sabes nada de ellos. Inconstantes, infieles, egocéntricos, cambiando de un día para otro. Por supuesto, ellos tienen momentos o periodos de fidelidad, pero generalmente ser constante es todo un desafío.
Jesús, en cambio, es fiel. Él es constante. No es egocéntrico. Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Él es digno de confiar.
Es comprensible no confiar en los demás. Tiene sentido. Lo entiendo. Las personas hieren, traicionan, te abandonan, se olvidan de ti o hasta te son abusadores. Puede ser difícil confiar en ellos. Algo sobresale en el versículo que se menciona al final. Jesús sabía que no eran dignos de confianza, y sin embargo, aún así murió por ellos. Ninguna cantidad de errores disipará Su amor por ti. Él ya conoce todo sobre ti.
Aquí hay dos cosas que puedes hacer:
1. Confía en que Dios está trabajando en ellos. Si ellos conocen al Señor, entonces tienen el Espíritu de Dios en ellos. Confía que Dios está trabajando con ellos.
2. Sólo porque no puedes confiar en ellos no significa que no puedas amarles. Jesús no le confío su vida a ellos pero sí dio su vida por ellos. Sus infidelidades no excusan la tuya.
Es comprensible si no confías en ciertas personas. No tienes por qué confiar en todos. No debes confiarles tu vida ciegamente. Pero hoy, escoge el confiar en Dios y que Él está trabajando en ellos. Aún más importante, aunque no puedas confiar en ellos, todavía puedes amarles.
Juan 2.24 pero Jesús no confiaba en ellos porque conocía la naturaleza humana. 25 No hacía falta que nadie le dijera cómo es el ser humano.
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