Marisol estaba perpleja, ¿no había algún manual, un informativo colgado en la pared… algo así como un extintor espiritual que cualquiera pudiera tomar en un caso de emergencia como ése? Se sintió desvalida para ayudar a su jefe y simplemente le dijo: pues… ore. Él preguntó cómo se hacía eso. Ella, haciendo su mejor esfuerzo le dijo: hable con Dios, así como lo hace conmigo y dígale a Él cómo se siente. El hombre bajó la cabeza y Marisol, supo que su patrón lloraba.
Luego de un rato, salieron del templo. El empresario parecía más tranquilo. Le llevó a su casa y le deseó lo mejor para la operación. Pero fue la última vez que le vio con vida. Así como él había temido, sucedió. Las cosas se complicaron en la operación y falleció. Marisol se acercó después de esto a creyentes que conocía y les pidió que le dieran una guía; no quería sentirse incapaz como ese día, ¡como una niña pequeña guiando a otro niño por un camino desconocido! No es que quisiera un curso de tanatología, sino algo sencillo que esos creyentes consideraran que era lo más importante. Y, a petición de ella, hoy ponemos también en tus manos estas verdades que cualquiera puede usar, aunque no sea un caso de emergencia:
-Dios te ama y desea tener una relación contigo, pero
-El pecado nos separa de Dios y no hay nada que el ser humano pueda hacer para tener comunión y amistad con Dios porque no es santo como es ÉL.
-La buena noticia es que Jesús murió en la cruz para que quienes crean en Él, puedan ser perdonados y entrar en amistad con Dios. Sólo basta recibir ese regalo, con un corazón sencillo y una oración como ésta:
Dios, yo he pecado y me arrepiento de toda mi vida. Quiero ser tu hijo y saber que el día que mi cuerpo deje de funcionar estaré contigo. Creo que resucitaste de los muertos a Jesús y que su sacrificio fue por mí. Jesús, entra en mi corazón, límpiame y perdóname. Gracias por el regalo de la vida eterna. Quiero Tú seas mi Señor y declaro que eres mi único y suficiente Salvador para reconciliarme con Dios.
-El pecado nos separa de Dios y no hay nada que el ser humano pueda hacer para tener comunión y amistad con Dios porque no es santo como es ÉL.
-La buena noticia es que Jesús murió en la cruz para que quienes crean en Él, puedan ser perdonados y entrar en amistad con Dios. Sólo basta recibir ese regalo, con un corazón sencillo y una oración como ésta:
Dios, yo he pecado y me arrepiento de toda mi vida. Quiero ser tu hijo y saber que el día que mi cuerpo deje de funcionar estaré contigo. Creo que resucitaste de los muertos a Jesús y que su sacrificio fue por mí. Jesús, entra en mi corazón, límpiame y perdóname. Gracias por el regalo de la vida eterna. Quiero Tú seas mi Señor y declaro que eres mi único y suficiente Salvador para reconciliarme con Dios.
En el nombre de Jesús, Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario