lunes, 23 de julio de 2012

Nuestro viernes de vigilia

La noche del 13.07, desde las 9 p.m. a las 02 a.m. del día 14, tuvimos tiempo de vigilia en nuestra congregación. Para nosotros, los cristianos, es una bendición tener la oportunidad de disfrutar de este tiempo que no es para nada un sacrificio. Es más, representa un gozo tener el privilegio de disfrutarlo para velar y practicar la oración a Dios.
Sí, practicamos una oración completa al Señor. Le alabamos, glorificamos, le pedimos perdón porque, en ocasiones, no hacemos su voluntad sino la nuestra, le pedimos por nosotros e intercedimos por nuestros compañeros y hermanos y, finalmente, le dimos gracias. ¿Hay algo mejor? Desde luego que no. Y lo mejor de todo, creo, es el tiempo que dedicamos cada uno de nosotros a “orar” por los demás. Porque de esta forma no sólo demostramos nuestro amor por el prójimo, sino que estamos cumpliendo, al mismo tiempo, el gran mandamiento, pues, como consecuencia de nuestro amor a nuestro hermano, ya estamos amando a Dios. Eso es lo que Él quiere: “que nos amemos los unos a los otros como yo os he amado”.  
También se llama vigilia a la acción de velar, es decir, a mantenerse despierto durante toda la noche (o parte de la noche).
La noche en la que el Señor Jesús fue apresado, Jesús invitó a Pedro, Jacobo y Juan a que velaran con Él, elevando oraciones al Padre Celestial (Mateo 26:37-38). Sin embargo, después de un rato de oración, el Señor Jesús fue a donde estaban estos tres discípulos y los halló durmiendo (Mateo 16:40). En ese momento, Jesús pronunció una de las principales razones por las cuales se justifica que un creyente aproveche las horas nocturnas para realizar actividades espirituales. Él les dijo: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41). Jesús mismo, que es nuestro ejemplo completo y perfecto (Juan 13:15), nos dio ejemplo en esto: "En aquellos días Él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios" (Lucas 6:12). Jesucristo oró antes de escoger a sus discípulos, razón por la cual, vemos que otras de las razones por las cuales debemos hacer vigilia, es para rogar al Señor a fin de que Él nos guíe en la toma de nuestras decisiones trascendentales.
Otra razón por la que debemos hacer vigilia, es para alabar a Dios, recibir sus bendiciones y meditar en Él, tal como lo hacía David (Salmo 63).
Cuando estemos en angustia, también debemos hacer vigilia para buscar el consuelo de Dios: "Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a Él…" (Lamentaciones 2:19).
Así, existen muchos motivos importantes para que los cristianos celebremos vigilias en honor a Dios.
La palabra vigilia, nos recuerda que debemos estar vigilantes y despiertos en medio de la noche espiritual que vive el mundo.

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