
También se llama vigilia a la acción de velar, es decir, a mantenerse despierto durante toda la noche (o parte de la noche).
La noche en la que el Señor Jesús fue apresado, Jesús invitó a Pedro, Jacobo y Juan a que velaran con Él, elevando oraciones al Padre Celestial (Mateo 26:37-38). Sin embargo, después de un rato de oración, el Señor Jesús fue a donde estaban estos tres discípulos y los halló durmiendo (Mateo 16:40). En ese momento, Jesús pronunció una de las principales razones por las cuales se justifica que un creyente aproveche las horas nocturnas para realizar actividades espirituales. Él les dijo: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41). Jesús mismo, que es nuestro ejemplo completo y perfecto (Juan 13:15), nos dio ejemplo en esto: "En aquellos días Él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios" (Lucas 6:12). Jesucristo oró antes de escoger a sus discípulos, razón por la cual, vemos que otras de las razones por las cuales debemos hacer vigilia, es para rogar al Señor a fin de que Él nos guíe en la toma de nuestras decisiones trascendentales.
Otra razón por la que debemos hacer vigilia, es para alabar a Dios, recibir sus bendiciones y meditar en Él, tal como lo hacía David (Salmo 63).
Cuando estemos en angustia, también debemos hacer vigilia para buscar el consuelo de Dios: "Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a Él…" (Lamentaciones 2:19).
Así, existen muchos motivos importantes para que los cristianos celebremos vigilias en honor a Dios.
La palabra vigilia, nos recuerda que debemos estar vigilantes y despiertos en medio de la noche espiritual que vive el mundo.
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