martes, 5 de junio de 2012

Quiero tener la sensibilidad de Cristo

“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” Gálatas 4:19.
Hoy como discípulo necesito entender mi vida en un mundo que exige un costo o precio. Cuando Dios se encarnó, Él penetró el tiempo y el espacio en Cristo Jesús para redimir al hombre caído, pero Dios no podía hacer esto sin coste alguno.
Pablo nos dice que él ahora sufre dolores de parto hasta que Cristo sea formado en los creyentes, y sé que dolores de parto hablan, indudablemente, de un coste y de un precio. Hasta que Cristo sea formado. Yo hoy debo estar dispuesto a pagar el precio de tener la sensibilidad de Cristo.
Dietrich Bonhoeffer dice que la imagen de Cristo es formada en nosotros sólo cuando sufrimos por él. Esto es debatible, pero por lo menos, sí es verdad que para Dios venir a ser hombre en Cristo significó rechazo, soledad y finalmente la muerte. Cuando Cristo viene a morar a mi vida Él trae la intensidad de sus sentimientos con Él.
Esta es la razón por la cual un cristiano es más sensible que una persona no salvada en relación al mal y a lo errado. Mientras Cristo más me posee y me gobierna más sensible soy. El Señor Jesús es la persona más sensible que ha existido en el mundo. Yo no puedo caminar por la vida con Cristo sin llegar a sentir el profundo sentimiento al ver que otros se pierden y viven sin Dios.
Una cosa de la cual soy consciente es que así como Cristo es el ser más sensible que ha caminado por la tierra Satanás es el ser más insensible. Si él poseyera algún sentimiento noble y puro no sería Satanás. Él es el lo opuesto a Dios. Hoy sé que una característica importante de un verdadero discípulo es: "la expresión sensitiva hacia el mal y la expresión de compasión por las personas atadas a ese mal".
Quiero en este día sentir los dolores de parto que sintió Pablo hasta que Cristo fuera formado en aquellos que aún no le conocían, y el precio que debo pagar es el precio de sentir lo que Cristo sintió por los seres perdidos y los atados al pecado.
Señor, Gracias por devolverme los sentimientos que había perdido por el pecado y la maldad. En tu Cruz no sólo encontré perdón sino que también me devolviste la sensibilidad. Hoy quiero ser sensible a aquellos que aún no te conocen. Amén.

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