Algunos están fotografiados y ahora son cartulinas donde me veo pequeño, donde mis padres siguen siendo recién casados, donde mi ciudad parece otra.
El día de ayer pudo haber sido un hermoso día…
pero no puedo avanzar mirando constantemente hacia atrás. Corro el riesgo de no ver los rostros de los que marchan a mi lado.
Acaso el día de mañana amanezca aún más hermoso…
pero no puedo avanzar mirando sólo el horizonte. Corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mi alrededor.
Por eso, yo prefiero el día de hoy. Me gusta pisarlo con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frío, sentir cómo cada instante me dice “¡presente!”…
Sé que es muy breve, que pronto pasará, que no voy a poder modificarlo luego ni pasarlo a limpio… como tampoco puedo planificar demasiado el día de mañana:
es un lugar que todavía no existe.
Ayer, fui. Mañana, seré. Hoy, soy. Por eso, hoy te digo que te quiero, hoy te escucho, hoy te pido disculpas por mis errores,
hoy te ayudo, hoy comparto lo que tengo, hoy me separo de ti sin guardarme ninguna palabra para mañana.
Porque hoy respiro, transpiro, veo, pienso, oigo, sufro, huelo, lloro, trabajo, toco, río, amo…
¡Hoy!
Hoy estoy vivo… ¡como tú!
Hoy estoy vivo… ¡como tú!
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