domingo, 17 de junio de 2012

El capitán-reflexión-vídeo


El mar estaba muy picado hacía varios días.
La visibilidad era muy precaria. El capitán del enorme acorazado recomendó a su tripulación permanecer alerta.
- Por favor, infórmenme inmediatamente de cualquier novedad. -ordenó con seguridad el capitán a su segundo-.
Tan pronto oscureció, uno de los marinos anunció:
- Atención, una luz está brillando hacia el norte.
- ¿Se está moviendo o está quieta? -preguntó el capitán. 
– ¡Se está moviendo! -respondió el segundo.
El capitán llamó al encargado de las señales y le dijo:
- Avísele a esa embarcación que si sigue en esa dirección está en grave riesgo de estrellarse contra nosotros. Aconséjele que vire 20 grados hacia el este.
Como no hubo respuesta y la luz seguía acercándose, el capitán decidió encargarse personalmente de la situación.
- Atención, atención. Habla el capitán de este gran acorazado. Le advertimos, una vez más, que cambie de curso o nos estrellaremos contra ustedes.
¡Háganlo ahora!, insistió el capitán con firmeza.
Entonces una voz tranquila y segura le respondió:
Aquí habla el marinero Pérez. Acorazado, cambie usted su rumbo 20 grados hacia el este.
Al oír esto el capitán, ya salido de sus casillas y casi gritando, dijo:
- Por última vez marinero. Este es un barco de guerra, vire inmediatamente 20 grados hacia el este.
Y la respuesta que recibió fue:
Yo soy el encargado del faro y es usted es el que debe cambiar de curso. Si no lo hace tendrá un accidente fatal.
A veces queremos que los demás cambien y hasta los amenazamos con estrellarnos. Es más fácil que tú cambies. Tú diriges tu barco. Ve a donde tú quieras y como todo buen capitán, sé flexible en la forma de construir los caminos. Escucha lo que los demás tengan que decir. Te puedes evitar una colisión.
Proverbios 11:2 “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra: Mas con los humildes es la sabiduría”
Salmos 37:11 “Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz”
Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”
Isaías 57:15 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”.

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