El Señor Elegirá Nuestra Heredad
Él nos elegirá nuestras heredades. Salmos 47:4
La herencia que nos asignarían nuestros enemigos sería enormemente mezquina; pero no estamos en su mano. El Señor hará que nos mantengamos firmes en nuestra heredad, y la sabiduría divina ha señalado nuestro lugar. Una inteligencia superior a la nuestra prepara nuestro destino.
Dios dirige todas las cosas, y nos gozamos de que así sea; nuestra elección es dejar a Dios que escoja en lugar nuestro. Si pudiéramos tener voluntad propia, deberíamos someterlo todo a la voluntad de Dios. Conscientes de nuestra ignorancia, preferimos que Dios dirija nuestros propios destinos.
Mucho más seguros y descansados estamos cuando el Señor dirige la nave de nuestra vida, que si tuviéramos que dirigirla según nuestro criterio personal. Con alegría dejamos las penalidades presentes y el futuro desconocido en las manos de nuestro Padre, nuestro Salvador y Consolador.
¡Oh, alma mía! Deposita todos tus deseos a los pies de Jesús. Si hasta el presente has sido malo y obstinado, deseoso de hacer siempre tu propia voluntad, deja tu egoísmo insensato, y abandona las riendas en las manos del Señor. Di: "Él elegirá". Si otros disputan la sabiduría del Señor y glorifican la libertad del hombre, contesta tú: "Él elegirá por mí". Mi elección voluntaria es que Dios elija. Como soy libre, prefiero que Él ejerza su autoridad absoluta.
Hoy el Señor elegirá mi heredad y a mi me toca confiar plenamente en él.
Señor, Gracias por sostenerme en el camino de la vida y aderezar mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores. Amén.
Entraré en Reposo y en la Heredad.
“Porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da el Señor, vuestro Dios” Deut 12:9
Hoy, cuando leí este pasaje: “Porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y la heredad que os da, el Señor vuestro Dios", pensé en cuántos de los hijos del Señor, aunque le han conocido como el Salvador de sus almas, parece que no han entrado todavía al reposo y la heredad del Señor. Ha pasado muchas veces conmigo mismo, y hoy tomo la decisión de entrar en el reposo y en la heredad.
Por tanto, queda un reposo para el Pueblo de Dios, dentro del velo, donde entró por nosotros como precursor el Señor Jesús. Su mensaje siempre ha sido un mensaje de esperanza y de reposo, de gloria y de heredad. Lo expresó claramente al decir: “ En la casa de mi Padre muchas moradas hay; de otra manera os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis.
Hoy reflexiono que, el reposo que el Señor me promete para hoy no es sólo un reposo de la eternidad, sino un reposo para hoy cuando cansado y angustiado me encuentro. Hoy, cuando las situaciones son muy difíciles sus promesas toman vida con: “Venid a mi los cansados y trabajados que os haré descansar”.
Ese reposo y esa heredad se prolongan en su misericordia del hoy a la eternidad al decir: “Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas son pasadas. Allí los impíos dejan de perturbar y allí descansan los de cansadas fuerzas”
Señor: Hoy no quiero vivir sin reposo y sin heredad. No quiero vivir como el pueblo de Israel que aún habiendo recibido de ti el reposo y la heredad, aún no habían entrado a ese reposo y a esa heredad.
Reconocer que en ti está el reposo y la heredad, más grande que un ser humano puede tener, me lleva directamente a humillarme en tu presencia y adorarte. Sé que este día tendrá muchas angustias y afanes o quizá necesidades, pero no me angustia eso, porque en ti encuentro el reposo que mi alma necesita y la heredad que mi espíritu ha buscado siempre.
Hoy, doy un paso al frente y entró en tu reposo y me apropio de mi heredad que como hijo me has dado. Gracias Señor, porque para siempre es tu misericordia. Amen.
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